Silvio Méndez (*)
Abrir y efectuar un depósito en una cuenta de cualquier entidad financiera hoy dura minutos; casi nada en estos tiempos vertiginosos. Facilidades que permiten las diligencias digitales. Tal vez podría entenderse alguna pequeña demora si la cartera o la operación es en moneda extranjera, lo cual demanda acreditar el origen de ingresos o actividades del titular. De todos modos, no puede extenderse mucho más allá de un pestañar, teniendo a mano la big data que comparten bancos y organismos de seguridad del Estado. No debería concebirse mayores dilaciones salvo que, la gestión, se tramite en la Justicia de Entre Ríos.
Es así. Recientemente, el titular del Juzgado Civil y Comercial Nº 9, Ángel Luis Moia, otorgó un plazo de treinta y cuatro días para la apertura de una cuenta en dólares y la acreditación de fondos en la misma en el marco de una causa que se apoltrona en su despacho. Se trata de uno de los últimos movimientos dentro del expediente donde dirime el concurso de acreedores de Sociedad Anónima de Entre Ríos (SAER), la ex editora de El Diario de Paraná.
A esta altura los detalles de esta causa bien pueden hacer bostezar a los lectores. Los intereses de esta anécdota bancaria tienen que ver con un litigio legal millonario, que involucra a personajes del poder y la historia política provincial, que tiene todavía en vilo a más de 80 extrabajadores que no recibieron su indemnización y, por qué no, es el vivo retrato de cómo es estar sometido al suplicio de los procesos judiciales en Entre Ríos. Como dice la Chiqui Legrand, “la justicia lenta, no es justicia”.
La cucha del perro
La susodicha cuenta que debía abrirse es para el uso del socio mayoritario de SAER, el empresario rosarino de medios, Ramiro Nieto, cabeza de NEA Capital Creativo SA. En esa cuenta le deben acreditar 200.000 dólares en concepto de adquisición del 66% de las acciones de SAER por parte de Gustavo Santiago Scaglione, titular de Difutec SA. Scaglione, poderoso empresario de medios en plena expansión en la Argentina, es el “rescatista” del concurso de acreedores de SAER. Difutec compra la mayoría de SAER para quedarse, entre otros bienes, con inmuebles valuados en más de 1,3 millones de dólares, según el peritaje contable oficial.
Una vez que se puedan sortear todos estos rodeos, que se haga efectiva la compra del paquete accionario de la editora –es decir que se depositen los verdes en esa cuenta–, el juez Moia podría confirmar, “homologar”, el mentado “rescate” y salvar de la quiebra a la sociedad comercial. Esta homologación es la que permitiría que los extrabajadores de periódico extinto aspiren a reclamar las indemnizaciones impagas por sus despidos ocurridos, allá lejos y hace tiempo, en junio de 2018.
El pulso de este expediente se ha suscitado así, al mismo ritmo con el que se abre una cuenta y se habilita judicialmente un depósito bancario. El 27 de agosto de 2025, SAER solicitó a Moia una prórroga de 10 días hábiles para abrir su cuenta en dólares. Su Señoría concede la prórroga y pidió al banco que haga lo suyo para hacer el depósito. El 11 de septiembre abrieron la cuenta en moneda extranjera; tuvieron 15 días para hacerlo. Así, una vez que quedó resuelto este paso, se abre una ventana de 10 días hábiles más para efectuar el depósito y que todo este carrusel siga marchando. Claro está, esto también está sujeto a interpretación, porque esos 10 días se pueden tomar desde que quedó firme la decisión o desde que quedaron notificadas las partes. Esto nos lleva a que puedan realizar este esperado depósito el martes 30 de septiembre venidero o, en su defecto, el 8 de octubre próximo, si así lo quiere Santa Pelagia de Antioquía, que está de guardia esa jornada. Diez días más, un mes más, un año más, ¿qué más se puede esperar para acceder a la justicia sin que se profundice la licuación de los créditos a favor de los trabajadores y la pérdida del poder adquisitivo de esos fondos que por ley le corresponde?
«Más vueltas que perro para echarse», dice el refrán. “Nada más alejado de ello”, pueden decir en los pasillos de Tribunales de la comarca.
(*) Periodista.