Por Paola Robles Duarte (*)

 

Qué más tiene que ocurrir para que el Estado intervenga de manera integral y efectiva, preservando la vida y la niñez.

Cuántos pedidos de ayuda hay que acumular en las oficinas de los organismos que deben llegar antes del desastre, para prevenirlo, para salvarle la vida a niños como a Tahiel o a sus hermanos.

¿No hay ley para pibes como él? Y no me refiero a lo que ocurra de aquí en adelante con los adultos responsables de su crianza: hablo del inmenso andamiaje de derechos proclamados (y consagrados) que se supone que existen para cuidar y preservar, pero sobre todo para brindar oportunidades a nuestras niñeces.

Cuando la sociedad ponga su mirada sobre otro tema, cuando pase la noticia, cuando ya no hablemos de esto en los medios de comunicación, cuando nos cansemos de indignarnos, ¿qué va a ocurrir?

¿Los que miraron para otro lado e hicieron mal su trabajo seguirán mirando para otro lado y haciendo mal su trabajo, sepultando la vida de otros niños?

¿Los que gobiernan nos contarán de las políticas públicas que solo habitan en las gacetillas y en sus cabezas aisladas del territorio donde la vida de los niños como Tahiel se consume sin que a nadie le importe lo suficiente como para hacer algo?

Hasta que un funcionario público o agente estatal no tenga que asumir las consecuencias por su mal desempeño poniendo en riesgo la vida de niños como Tahiel, seguiremos sumergidos en la mierda, discutiendo la superficie de las cosas, apagando la luz.

Todo será descargo en Facebook para que nada cambie.

 

 

Qué dijo la mamá de Tahiel, el nene muerto a golpes

 

(*) Periodista. Editora del sitio R2820 Radio, de Gualeguaychú