La estructura, un techo, dos columnas, una casilla, le costó al Estado casi $700 mil.
La obra ya se terminó: se plantaron las dos columnas, se las revistieron en piedra, se colocó una caseta muy modera, se pusieron las letras donde se lee “Toma Vieja”.
Todo eso se hizo.
Mas nunca se inauguró.
Y antes de que ocurriese eso, la inauguración, la obra que costó casi $700 mil está casi destruida.
Está destruida la caseta. Un sitio que se pensó como para que allí adentro hubiera un empleado, y ese empleado cobrase el acceso al camping Toma Vieja.
No hay un empleado porque la casilla está destruida por completo.
Hay un empleado más adelante, en la casilla de siempre, en el ingreso mismo.
“Diez pesos por persona”, dice cuando un vehículo se acerca al ingreso.
Pero la obra que está antes de la casilla de siempre, el denominado “Portal de ingreso a la Toma Vieja”, no funciona como tal.
La obra quedó a cargo de la empresa José Piedrabuena Construcciones, con un presupuesto de $ 690.907,97.
La obra se ejecutó en un terreno que estuvo en conflicto con un privado, y donde antes estuvieron los clásicos “miradores”, esos puntos estratégicos en los altos de las barrancas ubicadas al final de avenida Blas Parera, hoy convertido todo eso en un terreno yermo, abandonado.
Antes se ingresaba a los miradores, y los miradores eran miradores: bancos de madera de frente a la inmensidad del río.
Pero ahora no hay nada de eso.
El terreno está imposible y ahí ya no ingresan los vehículos.
Y el moderno portal de acceso, destruido, no ayuda de mucho.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.