Silvina Mioti es maestra en la Escuela Integral N° 8 Victoria Fissore, de Chajarí, y muy diestra con las herramientas. Limpia las aulas, coloca pizarrones en la pared, acondiciona las salas, planifica el trabajo escolar par todo el año y también ha arreglado la instalación eléctrica.
«Todos los años la misma historia -escribió-. Los docentes trabajamos solo 4 horas, dicen, pero no se ve todo el trabajo previo y lo que uno después sigue haciendo en casa. La docencia no es solo estar 4 horas con los chicos. Antes, limpiamos las salas, las acondicionamos, pintamos, decoramos, planificamos al igual que lo hacemos todo el año para brindarle la mejor calidad educativa a nuestros gurises, con los pocos recursos que tenemos y que ponemos, la escuela y los docentes».

Luego, contó a Entre Ríos Ahora: «Hoy, lo que hicimos -más yo, que manejo herramientas- es colocar pizarras y algunos estantes para acondicionar. Pero a lo largo de mi carrera de 17 años ya he hecho de todo en esa escuela. Incluso, arreglar instalaciones eléctricas».
La Escuela Integral N° 8 cuenta con 3 talleres de formación laboral para los alumnos que asisten: gastronomía, espacios verdes y carpintería. «Este año, a mí me toca trabajar con los adolescentes en un OVO (orientación vocacional ocupacional) en el cual mi propuesta consiste en hacer un introductorio a los talleres de formación», cuenta. La instalación escolar da cabida además a un grupo de chicos ciegos.

Pero escasean los recursos, no abundan los fondos, entonces los docentes hacen lo que pueden con lo que hay, con lo que queda. «Hace años que no recibimos mobiliarios en la escuela y vamos reciclando lo que tenemos», dice la docente. «En realidad -agrega-, arreglamos y también pedimos a la comunidad. Bueno, pedimos los materiales pedimos a la comunidad, pero muchas veces terminamos poniendo de nuestros bolsillos. Lo mismo pasa con las fotocopias, las tizas de color o incluso algún artículo de librería que los alumnos necesitan».
Tienen una matrícula de 100 alumnos, y un vehículo que se compró con recursos propios y que se mantiene por el aporte que hace la Municipalidad de Chajarí. «Tenemos salas con muchos alumnos, de entre 10 a 15, y eso hace que a veces se complique, sobre todo cuando la discapacidad requiere atención personalizada, en casos de alumnos con parálisis cerebral, autismo o Asperger», dice.
El Estado no ofrece a los papás lugares alternativos para educación integral. Hay otra escuela en la vecina Federación, y una escuela municipal para sordos e hipoacúsicos.
De modo que las maestras -Silvina Mioti y sus compañeras- enseñan, limpian, acondicionan, colocan pizarrones en la pared, arreglan la instalación eléctrica. Y ocupan un poco más de 4 horas del día en esa tarea.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.