No buscó un camino que distrajera a los periodistas. No los eludió. Eso hizo el cura Mario Taborda, que este martes declaró en el juicio al cura Justo José Ilarraz. Cuando concluyó, Taborda tomó una salida alternativa, y consiguió el anonimato que buscó. Ningún medio pudo entrevistarlo a la salida del salón de audiencias en el que declaró ante los jueces Alicia Vivian, Carolina Castagno y Gustavo Pimentel.
Jorge José Lorenzo Bonin, párroco de la Basílica Nuestra Señora del Carmen, de Nogoyá, nacido el 9 de mayo de 1973 -este miércoles cumple 45 años-, ordenado cura en 1999 por Estanislao Esteban Karlic, en cambio, se mostró dispuesto a hablar con los periodistas luego de declarar en el juicio a Ilarraz por los abusos en el Seminario Arquidiocesano Nuestra Señora del Cenáculo. Bonin ya sabe de estos trámites: es testigo en la causa que investiga el delito de privación ilegítima de la libertad que se abrió contra la expriora del convento carmelita de Nogoyá, Luisa Toledo. Bonin fue quien acogió a una de las religiosas que escapó del convento, huyendo de los tormentos y de la mano de hierro que aplicaba como disciplina la religiosa ahora separada de su cargo.
Pero cuando se paró frente a los periodistas para contar por qué había declarado, qué relación tenía con la causa Ilarraz, ocurrió una situación hilarante. O insólita. Bonin dejó perplejos a todos los periodistas con sus respuestas.
-Yo soy el padre Jorge Bonin, estoy en la parroquia Nuestra Señora del Carmen -se presentó.
-¿Por qué lo llamaron a declarar?
-Bueno, yo hice lo que me pidieron. Nada más.
-¿Qué relación tiene con Ilarraz?
-Ninguna. Yo estaba simplemente en el Seminario del año 1990 a 1999. Fui seminarista allí. Gracias a Dios, con el apoyo de mi familia y de mucha gente que vive de la fe. Estuve en el Seminario, agradeciendo a Dios la gracia de poder vivir este día de la Virgen de Luján. Mañana, cumplo años también, así que tengo que agradecer a la Iglesia, que vive de la fe y que también sirve al reino de Dios.
-¿Qué aportó a la causa Usted?
-Eso quedó aportado en la causa, quedó allí (en referencia a la sala de audiencias, en un debate que no es público por el tenor de los delitos que se juzgan, NdelR). Todos rezamos para que llegue a su fin.
-¿El padre Ilarraz fue su tutor, su guía?
-No, todo quedó ahí, en lo que dije en la audiencia.
-¿Cree en las siete denuncias contra Ilarraz?
-Todos somos personas. Cada persona es sagrada y única, como creemos los cristianos, que creemos en la Virgen y en Jesús, y por lo tanto, nos respetamos mutuamente…
-¿Eran compañeros suyos?
-Eh… eran conocidos. Tal vez yo tenía mis limitaciones para tratar o para comunicarme..
-¿Habló alguna vez con ellos?
-Bueno, en esa época jugábamos al fútbol, tomábamos mate…
-¿Usted cree que existieron los abusos?
-Bueno, no se trata de que yo crea o no crea. Esos son hechos que están en cada persona, que tenemos que cuidar como algo sagrado, que Dios dirá.
-Pero es un delito.
-Eso queda en la causa, yo no puedo hablar.
-¿Qué espera de este juicio?
-Los seres humanos somos limitados, y la justicia nuestra también es limitada. Nosotros no podemos devolverle la vida de su hijo a alguien que lo ha perdido en la guerra, y muchas veces estamos necesitados…
-¿No cree en la justicia?
-Sí, creo
-¿Se va a aclarar lo que ocurrió en el Seminario?
-Es en lo que estamos trabajando para eso.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.