En 2012, la Defensoría del Pueblo de Paraná recomendó a la entonces intendenta Blanca Osuna que se ordenara «a las reparticiones competentes el retiro del alambrado dispuesto por los responsables del emprendimiento privado Puerto Urquiza» y que impedían el acceso al río Paraná. Además, que se implementaran «políticas aplicables sobre el sector denominado Borde Costero, que garanticen la libre circulación de todas las personas, y adoptar las medidas necesarias para eliminar todas las barreras existentes».

En 2024, Puerto Urquiza es un barrio privado ubicado en la zona de Bajada Grande, y el Borde Costero es una realidad demasiado lejana. El Parque Costero Combate Vuelta de Obligado, ubicado sobre calle Pedro Londero al final, en la zona del Centro Mariápolis, dejó de ser espacio público. y crecen las tranqueras que se ponen sobre calles públicas y que impiden el acceso al río. Eso cuenta Gustavo Amarillo, pescador de la Bajada de Nuñez, que para llegar a su casa tiene que saltar -literal- una tranquera. Las 30 familias que viven en la costa y los 15 pescadores que tienen al río como su sustento ven peligrar su permanencia en la zona por cuanto están prácticamente aislados. No tienen agua de red y el único acceso era un camión cisterna que llegaba una vez a la semana. Ahora, ni eso.

Gustavo Amarillo, pescador.

 

Dice Gustavo Amarillo que calle Pedro Londero no tiene continuidad al río, que la circulación está obstruida por una tranquera. “Al Parque Costero se podía acceder antes, porque es un espacio público. Ahora ya no. Resulta que ahora tiene una tranquera que no sólo le impide la bajada a la gente que acostumbraba ir a esa zona, sino que inclusive afecta a los mismos pescadores, que somos 15 -somos 30 familias viviendo en la zona-: antes vivíamos de realizar cruces en lancha, de la venta de pescado, de la venta agua caliente a los visitantes, vendíamos pan casero, pero ahora ya no podemos porque la gente no puede acceder a la costa”.

“Hace cuatro años vengo peleando ya por esto. En todo esto tiempo, han pasado cosas: hubo quema de colmenas, matanza de perros de la gente de la zona, distintos aprietes para obligar a la gente a que se vaya del lugar. A mí me fondearon la canoa. Bueno, todo eso se denunció y se retiró esa tranquera que habían puesto. Pero ahora nuevamente volvió otra vez todo a lo mismo. No solo hay una tranquera: hay dos -cuenta-. Ahora le sumaron otra más”.

La tranquera que privatizó una calle

 

La primera tranquera, agrega, vedaba el acceso al río; ahora también se impide ingresar al Parque Costero. “Vinieron con máquinas retroexcavadoras, hicieron una zanja, tipo trinchera, que ahora no permite nada directamente”, señaló.

Las tranqueras crecen: no sólo están en calle Pedro Londero; también en Walter Grand al final, la calle que lleva a la planta transformadora de energía del Acceso Norte. En esa actividad de ocupar espacios, los privados han desmontado el monte, han creado un ambiente hostil a la fauna autóctona y nada parece tener freno, dice el pescador. “Es imposible bajar al río por ningún lugar del Parque Costero”, amplía. “No sabemos qué pasará con nosotros porque nos sacaron el sustento. Tengo una huerta orgánica pero no la puedo sostener porque el agua de riego no puede llegar más; tampoco podemos vivir de la pesca”, apuntó.

En la última reunión de la Asamblea Vecinalista de Paraná el tema se expuso pero no son demasiados los espacios abiertos para escuchar el reclamo de los vecinos de Bajada de Nuñez. Están en ascuas, y a la espera que alguien se interese por su situación y les aporte soluciones.

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora