Se lee todo el tiempo, en todas partes. Hay un motín de palabras y llamados que se debaten por una atención mínima. Están apretadas en el teléfono, listas para operar ni bien se proponga una pausa en el tránsito, se extienda una espera o, sencillamente, la ansiedad se imponga en su demanda. La revisión hipnótica de cosas que tiene el teléfono se demora, tal vez, en una foto, pero busca acto seguido qué dice debajo, qué palabras hay.

Detrás de lectores que juzgan esto y aquello, hay –y también en ellos- una necesidad de expresión permanente. Decir, opinar, combatir, chillar. Esa consigna de presentar una voz y un gesto, una bandera, una postura, una impostura, un chiste, también se lleva encima. Se lleva puesto.

Las remeras que antes fueron rock, alguna ocurrencia o frase de inspiración grafitera, ahora tienen otras cosas por decir: desde una verdad personal, hasta una zoncera o un desafío a un interlocutor elegido. Hay algunos casos testigos de éxitos resonantes en este tipo de producciones, que encuentran el tono de lo que miles de personas, en su mayoría jóvenes, quieren decir sin abrir la boca. Lo llevan estampado.

Alcanza con escribir “remeras con mensajes” en google y ver algunos millones de links. Pero no todo anda, ni perdura.  La Coneja China sería en ese campo de la industria nacional una referencia indiscutida. Hay miles de frases, algunas muy divertidas, otras vienen con consignas y últimamente sumó, además, color político con Fernández-Fernández.

En Paraná, en las vidrieras de los comercios, se pueden ver algunas ideas estandarizadas por diferentes marcas. Pero también hay productoras que se ponen a pensar en esto que dicen y pueden decir las remeras.

Verónica Samek es licenciada en Ciencias Políticas y trabaja en su área durante las mañanas. A la tarde, en cambio, piensa y hace sus remeras, buscando en cada instancia ideas que de algún modo la representen y que a la vez puedan generar una identificación en el público al que le está hablando desde sus redes.

“Hay como una tendencia en donde, especialmente las pibas, andan diciendo cosas con sus remeras”, dice la creadora de #veroremes.

“No fui yo, fue mi signo y mi ascendente”, “Sentí como te torea mi corazón”, “Mil resacas con vos”, “En cualquier con cualquiera”, “No reconozco el punto donde hay que frenar”.

Las frases que elige para sus prendas vienen con una actitud determinada, con un mohín arrabalero en la boca y una tonalidad de madrugada. Entran algunas canciones, un poco de humor, pero sobre todo una búsqueda de cierta complicidad.

“En Paraná no había algo así… Hay remeras con frases más popularizadas que se venden en el centro. Yo trato de decir lo que yo quiero y que la compre quien se sienta identificada. No se hacen en cantidades. La idea es ir proponiendo nuevas permanentemente”.

Las ideas vienen de charlas y canciones: “Algunas son respuestas que di por algún chat, otras vienen de contar alguna anécdota, también de la música, yo escucho mucha música, a veces me queda resonando algo y le doy alguna vuelta para convertirla en frase”, dice Verónica.

Las primeras las hizo para ella. Se estampó, por caso, «Aventurera de mil cosas» o “Intensa”. Se la pidieron amigas, amigas de amigas y esas palabras se fueron expandiendo.

“Es muy loco, me compran pibitas pero también chicas de 30 para arriba y yo trato de hacer. No ando midiendo qué vende y qué no. Yo hago… y si alguien se siente copado con decir eso, buenísimo”.

Verónica es su propia modelo en redes, pero también se suma otra gente que comparte fotos con sus creaciones: su idea crece.  “Se usan en todo contexto.  Es tendencia: las pibas andan queriendo decir en todos lados”.

Y dicen, también, desde las remeras.