Durante más de un mes, entre el lunes 16 de abril y el lunes 21 de mayo, se desarrolló en Paraná el segundo juicio a un sacerdote de la diócesis acusado de graves hechos de abusos y corrupción de menores: Justo José Ilarraz.

El cura, que fue prefecto de disciplina en el Seminario Arquidiocesano de Paraná, fue condenado a 25 años de prisión efectiva, al haber probado el tribunal -conformado por Alicia Vivian, Carolina Castagno y Gustavo Pimentel- la autoría de Ilarraz en cinco casos de corrupción de menores y dos casos de abuso deshonesto, todos agravados por su condición de responsable de los adolescentes que cursaban la secundaria en el Seminario Menor, y a los cuales luego abusó.

Antes de Ilarraz, otro sacerdote de la diócesis de Paraná, Juan Diego Escobar Gaviria, había sido condenado en septiembre de 2017 a 25 años de prisión efectiva por cuatro casos de abuso y corrupción de menores en Lucas González, departamento Nogoyá.

Ilarraz ahora pasa sus días en un departamento de calle Corrientes al 300, de Paraná, donde cumple prisión preventiva bajo la modalidad de arresto domiciliario, hasta que la sentencia que lo condenó adquiera firmeza. El control de sus movimientos está a cargo del Servicio Penitenciario de Entre Ríos, que el mismo 21 de mayo, cuando se conoció la condena, le colocó una tobillera electrónica.

Durante los días del juicio, el reportero José Armando reflejó el clima de tribunales, y la presencia, claro, del cura Ilarraz, en estas imágenes:

 

Fabián Schun, José Riquelme, denunciantes del cura Ilarraz.

Hernán Rausch, denunciante de Ilarraz.

Ilarraz, junto a su abogado, Jorge Muñoz.

Marcos Rodríguez Allende, querellante.

Juan Francisco Ramírez Montrull, fiscal.

El tribunal: Gustavo Pimentel, Alicia Vivian, Carolina Castagno.

Victoria Halle, Milton Urrutia, Santiago Halle (querellantes); Piérola y R Montrull (fiscales).

El cura Ilarraz, el día que ingresó a Tribunales para escuchar la sentencia condenatoria.