El arzobispo emérito de Paraná, Estanislao Estaban Karlic -Oliva, Córdoba, 1926- celebró este viernes 7 sus 99 años. Hubo una misa en la capilla del Monasterio Benedictino Nuestra Señora del Paraná, de Aldea María, donde reside en forma permanente desde hace más de dos años, y un breve encuentro del que participó el gobernador Rogelio Frigerio, el exgobernador Mario Moine, y el arzobispo Juan Alberto Puiggari.

Los años le pesan en el cuerpo a Karlic. Camina ayudado por un andador, la memoria se ha vuelto huidiza y se apoya cada día, cada hora en una consagrada que lo ha acompañado buena parte de su vida, Haydée Copati, quien fuera vicecanciller de la curia -la primera mujer en ocupar ese lugar- en el Arzobispado de Paraná en tiempos de Karlic. Copati le dice a qué hora la medicación, a qué hora levantarse, cuándo recostarse, en qué momento llega el almuerzo, y así.

Ahora su secretaria privada y personal, Copati redactó una semblanza del arzobispo emérito, que dice: fue ordenado sacerdote en Roma, el 8 de diciembre de 1954, por monseñor Zenobio Guilland, entonces arzobispo de Paraná; elegido obispo titular de Castro y auxiliar de Córdoba el 6 de junio de 1977 por Pablo VI, fue ordenado obispo el 15 de agosto de 1977, en Córdoba, por monseñor Raúl Primatesta, arzobispo de esa jurisdicción (los coconsagrantes fueron monseñor Cándido Rubiolo, obispo de Villa María, y monseñor Alfredo Disandro, obispo auxiliar de Córdoba). Fue promovido a arzobispo coadjutor y administrador apostólico de Paraná el 19 de enero de 1983, y asumió ese cargo el 20 de marzo de 1983. Inició su ministerio pastoral como tercer arzobispo de Paraná, por sucesión, el 1° de abril de 1986; sede a a la que renunció, por haber cumplido la edad reglamentaria, el 29 de abril de 2003. Fue creado luego cardenal, bajo el título de la Santísima Virgen María de los Dolores en la Plaza Buenos Aires, por el Papa Benedicto XVI, el 24 de noviembre de 2007.

La hermana Andrea, monja de la congregación benedictina, una orden contemplativa inspirada en San Benito que está en María Luisa, contó que el cardenal hace dos años que vive en forma permanente allí.

“Ahora tenemos poquito contacto con él. Está muy impedido para celebrar la misa en público. Hay que ayudarlo mucho. Así que ya va a hacer un año que no nos celebra a nosotras directamente. Sí, en alguna celebración, sí. Con ayuda, por supuesto. Está en su casita. Y, bueno, para nosotros es un regalo porque es una persona sumamente discreta, muy humilde y a la gente que se acerca a saludarlo, si bien hay veces en las que él no reconoce por la edad, les da una palabra de Dios que la gente se va feliz”, contó al programa Puro Cuento de Radio Plaza 94.7.

Luego, agregó: “Nosotras somos monjas benedictinas y estamos en la diócesis gracias a él. Karlic pidió al monasterio de Córdoba que fundaran en Entre Ríos un monasterio. Siempre tuvo relación con nosotras, y  siempre venía a visitarnos. En la pandemia vivió seis meses. Llegó un día antes de que se cerrara todo. Llegó justo. Gracias a él tuvimos la misa diaria, nunca nos quedamos sin misa. Y nos metió a vivir la espiritualidad de la acogida, que es lo que nosotros vivimos hospedando a Cristo que llega. En esos seis meses que no había nadie que daba vuelta ni nada, él estuvo aquí y después de eso empezó a venir un fin de semana, unos días, y así de a poquito hasta que un día se terminó quedando”.

-¿Requiere una atención especial monseñor Karlic?

-La dieta es normal. Como lo mismo que comemos nosotras, generalmente mucha verdura, fruta, pescado tratamos de tener, o pollo, pero la comida es normal, tratando de variar todo en su alimentación, en lo que necesita. Y está Haydée, que fue su secretaria, que está es consagrada, que lo acompaña todo el tiempo, entonces eso le ayuda un montón, porque él necesita todo el tiempo que esté alguien acompañándolo. Todo el día necesita saber qué es lo que viene. Fue una persona que siempre tuvo muchísima actividad, que necesitó que le llevaran su agenda, y entonces en el cotidiano, digamos, también necesita. Ahora qué toca, ahora comer, ahora qué toca, ahora dormir la fiesta, ahora qué toca, bañarse, ahora qué toca, y así. Requiere atención 24×7.

 

 

 

 

 

 

La historia

Karlic, entonces, nació el 7 de febrero de 1926 en Oliva, Córdoba. Es hijo de inmigrantes croatas: Juan Karlic y Emilka Mavric, y el único de los cuatro hermanos que todavía vive.Sus hermanas,  Milka, religiosa de la congregación de la Virgen Niña, y Catalina, docente, ya están muertas. El cuarto hermano, Juan, nació en Croacia, y no llegó a embarcarse rumbo a América con sus padres: murió en el viejo mundo.Estanislao, “El Tano”, como le decían, es el menor de los Karlic.Sin contar al primogénito, Juan, que murió en Croacia, Milka, la mayor de los tres hermanos, nació en 1922; Catalina, la segunda, en 1923; y Estanislao, en 1926.En abril de 2012 falleció Milka, y en septiembre de ese año, Catalina.

Desde que salió de Oliva, a los 14 años, Karlic ha vuelto pocas veces a su pueblo, nunca a quedarse. Estudió la secundaria, después Derecho y al final se metió de cura, siempre en Córdoba capital.

Al año siguiente de haber ingresado al Seminario de Córdoba, en 1948, Karlic viajó a Roma, y allá finalizó sus estudios.Fue ordenado sacerdote en Roma, el 8 de diciembre de 1954.

Había llegado a Roma con otro cura que después se haría muy conocido, y que tendría un trágico final: monseñor Enrique Angellelli, quien luego sería el obispo de La Rioja.

En 1965, Karlic se doctoró en Teología en la Universidad Gregoriana de Roma. Iniciaba el camino que lo pondría, más adelante, en el camino del cardenalato.

El 6 de junio de 1977 fue nombrado obispo auxiliar de Córdoba: fue consagrado en la Catedral de Córdoba por el cardenal Raúl Primatesta.

Enfermo el arzobispo de Paraná, Adolfo Servando Tortolo, el Vaticano lo nombró arzobispo coadjutor y administrador apostólico el 19 de enero de 1983. Al fallecer Tortolo, el 1º de abril de 1986, Karlic asumió como arzobispo de Paraná.

En 2001, al cumplir los 75 años, y tal como lo establece el Código de Derecho Canónico, presentó su renuncia al Papa Juan Pablo II, la que no le fue aceptada sino hasta abril de 2003.

Después de alejarse de la vida activa de la Iglesia, residió en el Seminario Arquidicesano Nuestra Señora del Cenáculo, en la zona del Brete.

Pero en los últimos años se afincó en el monasterio benedictino de Aldea María Luisa.

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora