El arzobispo emérito de Paraná Estanislao Esteban Karlic presentó en la Justicia una certificación con la que pretende eludir el compromiso de declarar en el juicio que se sigue al cura Justo José Ilarraz, por los abusos en el Seminario Arquidiocesano Nuestra Señora del Cenáculo. No dice que no quiere declarar, pero plantea sus dificultades para hacerlo.

Pero Karlic no debe concurrir a Tribunales: en 2014 se amparó en los fueros de «dignatario de la Iglesia»,  y por eso mismo pudo declarar por escrito. Ahora, lo mismo: puede testimoniar de esa forma. Sin embargo, ni aún así quiere hacerlo. Ante su excusación, los querellantes Walter Rolandelli y Marcos Rodríguez Allende pidieron que se lo someta a una pericia y una evaluación médica por parte el equipo médico forense del Poder Judicial.

Así se podrá saber si está o no en condiciones de brindar su testimonio en el juicio a Ilarrz, que empezó el lunes 16 y continuará este lunes 23.

Karlic sin embargo ha tenido vida activa en lo que va de 2018. El miércoles 28 de marzo participó de la Misa Crismal, en la Iglesia Catedral de Paraná, en el inicio de la Semana Santa; y el 7 de febrero, día de su cumpleaños número 92, acudió al Monasterio Benedictino Nuestra Señora del Paraná, de Aldea María Luisa.

El ahora cardenal es una pieza clave en la causa Ilarraz, que carga con siete denuncias por abuso y corrupción de menores cometidos en el Seminario de Paraná en el tiempo que fue prefecto de disciplina, entre 1985 y 1993, función en la que fue designado, precisamente, por Karlic.

En 1993, Karlic lo alentó a Ilarraz a trasladarse a Roma para cursar la Licenciatura en Misionología en la Pontificia Universidad Urbaniana; es más, el actual cardenal solicitó a las autoridades de la Iglesia Argentina en Roma un lugar de alojamiento para Ilarraz.

El decreto N° 39/93 firmado por Karlic lo autorizó a ausentarse de Paraná por un período de dos años; ese permiso después se extendió hasta 1996. Ilarraz, sin embargo, no alcanzó a doctorarse, como tenía planeado; en los primeros meses de 1997 regresó a Argentina. Pero no a Paraná; se marchó a Tucumán.

En medio del periplo europeo del cura, la Curia inició la investigación canónica sobre el comportamiento de Ilarraz mientras fue prefecto de disciplina en el Seminario Menor, y escuchó los testimonios de cuatro víctimas.

Concluido ese proceso interno, de forma rápida, Karlic firmó el 18 de diciembre de 1996 un decreto sin numerar por el que dispuso una sanción muy leve: sólo le prohibió al cura “venir y permanecer en el territorio de la Arquidiócesis de Paraná, así como tener comunicación de cualquier tipo con los seminaristas”.

El decreto que firmó Karlic, y por el que dispuso la expulsión de Ilarraz, es revelador. Dice que “con las declaraciones que se suceden en torno al comportamiento del presbítero Ilarraz en la época que fuera superior del Seminario Menor queda revelado el daño producido a personas e instituciones”.

Y que “ese daño producido, que debe ser reparado y evitado en el futuro, es consecuencia de la conducta del presbítero Justo José Ilarraz, ya que cuatro testimonios de forma unánime así lo afirman”. Pero ante la gravedad de los testimonios –uno de las víctimas, que entonces tenían entre 10 y 14 años, habló de acceso carnal por parte de Ilarraz—no se actuó en consecuencia, sino que le dejaron la puerta abierta para que el cura siguiera ejerciendo en otra diócesis, como de hecho ocurrió.

La disposición de Karlic sólo dejó en suspenso una eventual sanción más dura: el texto del decreto de 1996 especifica que “la desobediencia” de la disposición de no acercarse a la diócesis de Paraná “será sancionada con pena que no excluye la suspensión”.

En el ínterin, Ilarraz se mudó a Buenos Aires, dejó el sacerdocio, vivió como laico, y después volvió a calzar sotana, y un obispo, Enrique Witte, de Concepción, Tucumán, le permitió volver a la Iglesia, sin siquiera atender la investigación hecha en su contra por casos de abuso. Más todavía, el 21 de mayo de 2004 el arzobispo de Paraná Mario Maulión firmó el decreto N° 78 por el que le otorgó la excardinación, y la posibilidad de que se mudara efectivamente a Tucumán.

Cuando declaró por escrito en la etapa de instrucción de la causa Ilarraz, Karlic sostuvo que tomó conocimiento de los abusos por intermedio del actual arzobispo de Paraná y exrector del Seminario, Juan Alberto Puiggari. Aseguró que fue Puiggari “quien me lo dijo. Confío plenamente en su palabra”. Una de las respuestas da cuenta por qué actuó como actuó: “Tomé conocimiento de los hechos denunciados y encomendé al vicario de Justicia que procediera conforme al espíritu de la Iglesia y la normativa propia del Derecho Canónico”.

También contestó que sólo recordaba “haberme encontrado con él (Ilarraz) en Roma, mientras él vivía allí. Después de su regreso a la Argentina (y habiendo sido sancionado por el propio Karlic, NdelR), el cardenal dijo que “no podría precisar (pero se reunió) posiblemente en Buenos Aires”.El dato relevante de su testimonio está en la respuesta a la pregunta 26. Dijo Karlic: “No recuerdo en detalle. En principio, los negaba absolutamente (a los abusos). Más tarde, admitió su responsabilidad y pidió perdón”.“El padre Ilarraz manifestó ante mí su reconocimiento de los hechos, y pidió perdón”, reveló.

 

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.