El sábado 18, en Concepción del Uruguay, hubo una convocatoria en un lugar clave para iniciar en la otra costa de la provincia los trámites de apostasía para aquellos que decidieron borrar sus registros de bautismo de la Iglesia Católica. El punto de encuentro no fue azaroso: frente al Colegio Urquiza, el primer colegio laico del país, fundado en 1849 por Justo José de Urquiza. Allí, además, se inició la campaña de recolección de firmas para presentar un proyecto de ordenanza para que no se realicen actos religiosos en ninguna actividad oficial en el ámbito municipal.

«La apostasía es un trámite formal, mediante el cual solicitamos se nos borre de los registros eclesiásticos, y la desafiliación de la institución Iglesia católica Argentina. Darnos de baja, ya que fuimos inscriptos sin nuestra voluntad», cuenta Iván Escobar, de Apostasía Colectiva Entre Ríos. «Cada uno tiene sus propios motivos para borrarse. Pero todos compartimos algo: fuimos bautizados sin consentimiento. Y la idea es decir que no queremos pertenecer a esa institución, que no nos representa. Han apostatado gente que tiene fe católica», agrega Luján Pintos, de las primeras que apostató en Entre Ríos a partir de este nueva corriente que ahora cobra impulso tras la discusión parlamentaria de la ley de interrupción voluntaria del embarazo.

La primera vez, la primera apostasía, fue un grupo de cuatro personas. A partir de quitar escombros del horizonte, y concluir que el trámite de «desafiliación» de la Iglesia resultaba sencillo, empezó la difusión, y la creación de una página en Facebook: Apostasía Colectiva Entre Ríos. El trámite es sencillo: se debe completar un formulario, disponible en la web, con datos personales, y una información clave: la fecha y en qué parroquia se produjo el bautismo, necesario para hacer la enmienda en los libros parroquiales.

Las convocatorias de apostasías fueron creciendo hasta instalarse, y en el camino desde Apostasía Colectiva Entre Ríos fueron observando el creimiento de las manifestacciones de odio desde las redes sociales lanzadas desde sectores que también se opusieron a la legalización del aborto en el Congreso. «Tuimos muchísimos mensajes de odio, de mucha intolerancia, jamás atacando los argumentos de la campaña de apostasía -analiza Iván Escobar-. De hecho, la apostasía es un trámite de libertad individual. Es una persona, o un grupo de personas que eligen borrarse de una institución, y nada más. No obligamos a nadie a realizarlo. Ni insultamos la fe de nadie. Vamos, presentamos un papel, y nos vamos.Es un trámite meramente adminsitrativo».

Pero cada intervención de los miembros de Apostasía Colectiva en los medios y en las redes se cargan de mensajes «de muchísimo odio, mucha intolerancia, muchos insultos, y algunos pocos han ingresado a nuestras cuentas privadas en redes sociales. Algunos asustan y también sorprende», agrega Escobar.

La última gran apostasía ocurrió el miércoles 8 de agosto, cuando el Senado de la Nación trató y rechazó el proyecto de legalización del aborto. «A parir de ese día se incrementaron mucho las consultas. Pasamos de 600 a más de 900 seguidores en Facebook. Llovieron las consultas y pedidos de apostasías colectivas. La próxima será el 24 de agosto. Paralelamente, a eso se está gestando en Entre Ríos la campaña por el Estado laico, algo que tomó mucho protagonismo después del 8», cuenta Luján Pintos.

La Iglesia ya ha tomado nota de los movimientos de apostasía colectiva. El sacerdote Mauricio Landra, nacido en Larroque, hoy decano de la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad Católica Argentina, dijo: «Los archivos eclesiásticos en Argentina gozan de cierto respeto por acuerdos que existen. Los registros no se borran porque no hay una modificación en lo civil. Cuando se hace un reclamo de esto, muchas veces hay un corte y pegue de sitios web y se menciona la ley de Habeas Data. Hay un artículo en esa ley que permite a la iglesia llevar un registro de sus miembros. Lo que se protege en esa ley es la utilización de datos”.

 

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La consigna «Iglesia y Estado, asuntos separados», resonará este jueves 23, desde las 17, en la Escuela Normal de Paraná: la agrupación estudiantil Indignados convoca a un «pañuelazo» y la firma de un petitorio para la separación de la Iglesia del Estado.

 

 

 

 

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.