-Yo soy de hacer promesas. Siempre hago promesas.
Dice Alejandro Negri que ahora tiene una promesa hecha: correr un ultramaratón, 80 kilómetros, entre Lucas González y General Ramírez, algo así como dos media maratón en un mismo día.
Ahora entrena. La promesa es a futuro que imagina así: cuando condenen a quien considera el abusador de su hija, cuando esté en la cárcel, cuando todo esto que ahora atraviesa su vida haya menguado, dice que correrá ese ultramaratón.
Alejandro Negri es papá de G., una nena de 4 años, cuya mamá GS, dejaba junto a su hermana, C, de 6, al cuidado en la casa de César Cepeda, su tío, y su esposa, S. En esa casa ocurrió, dice, el horror: su hija de 4 fue abusada por su tío.
«Conforme denuncia de los ciudadanos MLS y AN, progenitores de la menor de tres años de edad (el 4 de julio cumplió 4 años, NdelR) GN, nacida el día 4/7/2016, se le imputa al ciudadano César Roberto Cepeda, que durante el transcurso del período de aislamiento obligatorio decretado a nivel nacional (cuarentena), aprovechando la circunstancia de que la denunciante dejaba a sus hijas menores de edad (G y C, de tres y seis años respectivamente) al cuidado tanto de su hermana SS como del encartado Cepeda, en el domicilio que éstos habitan en calle Eduardo Mongeloz (…)de la ciudad de Lucas González, en el horario de 13 a 16 hs. o 20 a 22 hs., dependiendo la demanda laboral de la madre de las menores, como así también en otros horarios donde la menor se quedaba en la casa de ellos en virtud de la relación de parentesco que los une, el incurso, valiéndose de la relación de confianza y rol que tenía respecto de la menor de tres años GN, en reiteradas oportunidades le dio besos en la boca y tocó por debajo de la ropa”, dice la apertura de la causa por abuso sexual», dice la apertura de la causa, que imputa a Cepeda el delito de abuso sexual con acceso carnal.
La víctima, su sobrina de 4 años.
«Yo pido que le den muchos años. Que pague a lo que hizo a mi nena», dice Alejandro Negri.
Frente al gimnasio que tiene en Lucas González puso un pasacalle, que dice: «Los niños no mienten. No al abuso sexual infantil».
Los ha puesto en otros puntos de la ciudad, y ha impreso volantes, y ha hecho campañas en las redes sociales.
Imagina el horror que vivió G, su hija de 4. Está separado de la mamá de la niña. Tiene otra pareja, dos hijos, y espera un tercero. Pero no ha podido sentarse a hablar con su hija, que le cuente el horror.

-¿Vos, papi, te enteraste lo que me hizo? -le preguntó un día su hija.
-Sí, ya sé -le mintió esa vez a su hija. No tuvo fuerzas de escucharla. Se enteró por lo que le contó la madre; después, su actual pareja; y al final, la psicóloga.
De lo que nunca dudó fue de hacer la denuncia en la Justicia.
-Es muy exacta en lo que cuenta. Como se lo dijo a la madre, se lo contó a mi mujer. La persona que ella nombra es César Cepeda. Lamentablemente, acá, en el pueblo, hay gente que está a favor del violador, como la abuela materna de mi hija, sus parientes. Ellos son los que le cuidan la casa mientras está en el campo, cumpliendo la prisión domiciliaria. También lo visitan. Hay otra gente que también lo apoya. No puedo creer cómo teniendo hijos podes creer en la palabra de un violador.
Cepeda cumplió arresto domiciliario en un campo de Crucesitas Tercera, departamento Nogoyá. Y el viernes 31 de julio el juez de Garantías de Nogoyá, Gustavo Acosta, prorrogó esa medida por otros 30 días.
La investigación penal preparatoria, que lleva adelante el fiscal Federico Uriburu, está transitando ahora su etapa final, rumbo a la audiencia de remisión a juicio de la causa.
Eso, el juicio oral, es el horizonte que ve por delante Alejandro Negri. El juicio, y también la condena de Cepeda.
-Tiene que pagar lo que hizo. Yo sé que va a ser condenado. Y que va a estar en la cárcel mucho tiempo.
Eso dice el papá.
El resto de la historia, y su cierre, se escribirá en un expediente judicial, con final, por ahora, abierto.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.