Se lee, todavía, ese nombre. Dice : Zeitter & Winkelmann.
Se lee, también, las marcas de las llamas.
El piano está entero, en pie, pero destruido: son restos de lo que fue.
Las llamas hicieron estragos.
El piano sonaba en el salón de música de la Escuela N° 3 Bernardino Rivadavia, que el viernes a la siesta ardió por completo.
No había un matafuegos para sofocar las llamas.
El salón de música tenía su puerta de ingreso atada con alambre: no había cerradura ni candado.
Un grupo de docentes llegó este sábado, vio cómo había quedado todo y empezó a arreglar lo que se podía arreglar.
Casi nada.
La Escuela Rivadavia quedó en ascuas ahora.
El lunes no habrá clase, al aguardo de que las autoridades y los docentes reorganicen el dictado de clases.
Hay instalaciones que no se pueden utilizar, de modo que habrá que reubicar a los alumnos en otros edificios.
Un grupo de docentes de la Agrupación Paulo Freire estuvo en la escuela este sábado por la mañana, y posteó fotos de lo que encontró en el salón de música incendiado.
Son las que acompañan este texto.
«La fuerza que integra este equipo de docentes y su cohesión se expresaron en la solidaridad y el sentido de pertenencia a la educación. Estos maestros con valores, actitudes y normas de conducta que nos enorgullecen ,dejaron de lados cualquier tipo de diferencias, gremio-estado y se pusieron a trabajar», escribieron.
El tiempo dirá cómo se recupera lo perdido, y si el piano alguna vez vuelve a sonar.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.