El juez de Garantías de Nogoyá, Gustavo Acosta, accedió este viernes al pedido del fiscal Federico Uriburu y decidió prorrogar por otros 30 días el arresto domiciliario a César Cepeda, el hombre acusado de abusar de una niña de 4 años, su sobrina, y haber acosado a una adolescente de 14 en Lucas González.

El caso ha conmovido a Lucas González, una ciudad del departamento Nogoyá ubicada a 132 kilómetros de Paraná. Allí, ya se han producido otros casos resonantes de abusos a menores. El más escandaloso ocurrió en 2016 y llevó a la cárcel al cura del pueblo, el colombiano Juan Diego Escobar Gaviria, condenado a 25 años de prisión por abuso y corrupción de menores.

La apertura de la investigación se produjo tras la presentación de una denuncia penal por parte de los padres de la niña, MLS y AN. Luego, se sumó una segunda denuncia por parte de RPQ, madre de una adolescente, que denunció que su hija «comenzó a recibir mensajes de whatsapp de un número desconocido, el que luego bloqueó porque se trataba de un hombre mayor al cual no conocía y a eso lo compartió mediante captura de pantalla en un grupo familiar que tenemos en esa aplicación».

Con esa segunda denuncia, se allanó la finca en la que el denunciado cumple con su arresto domiciliario, en Crucesitas Tercera, y también la vivienda que ocupa en Lucas González con su familia.

Los allanamiento ordenados por el juez Acosta, que empezaron a la siesta del miércoles 8 de julio en Crucesitas Tercera y concluyeron a la noche de ese día en Lucas González. De esos procedimientos, se secuestraron 6 celuares y una tarjeta de memoria.

No bien se abrió la investigación, se le impuso 30 días de prisión preventiva a Cepeda, que cumplió bajo la modalidad de arresto domiciliario en una vivienda de Crucesitas Tercera. Vencido ese plazo, este viernes se prorrogó por otros 30 días más.

«Conforme denuncia de los ciudadanos MLS y AN, progenitores de la menor de tres años de edad (el 4 de julio cumplió 4 años, NdelR) GN, nacida el día 4/7/2016, se le imputa al ciudadano César Roberto Cepeda, que durante el transcurso del período de aislamiento obligatorio decretado a nivel nacional (cuarentena), aprovechando la circunstancia de que la denunciante dejaba a sus hijas menores de edad (G y C, de tres y seis años respectivamente) al cuidado tanto de su hermana SS como del encartado Cepeda, en el domicilio que éstos habitan en calle Eduardo Mongeloz (…)de la ciudad de Lucas González, en el horario de 13 a 16 hs. o 20 a 22 hs., dependiendo la demanda laboral de la madre de las menores, como así también en otros horarios donde la menor se quedaba en la casa de ellos en virtud de la relación de parentesco que los une, el incurso, valiéndose de la relación de confianza y rol que tenía respecto de la menor de tres años GN, en reiteradas oportunidades le dio besos en la boca y tocó por debajo de la ropa”, dice la apertura de la causa por abuso sexual.

En su declaración en la Justicia, Cepeda negó los cargos.

“Te voy a contar un poco de cómo era la historia de las chicas cuando iban a casa”, declaró Cepeda ante el fiscal Federico Uriburu. Dijo que las dos hermanitas, la de 4 y la de 6, eran dejadas por su madre en su casa de 8 a 22 –horario en el que se desempeñaba en su trabajo-; que entre las 16 y las 20 quedaban al cuidado del padre, y luego volvían, hasta las 22. Que la mamá de las niñas, su cuñada –es hermana de su esposa-, está “en tratamiento psicológico y psiquiátrico desde hace aproximadamente cuatro años; es una persona de agrandar, exagerar o inventar cosas”.  Entonces, cuenta la historia de la venta de un campo de sus familiares políticos y la acusación que le hacen a él, a Cepeda, de querer estafarlos, al actuar como mediador en esa operación inmobiliaria.  

“Del tema este por lo que me ha denunciado a mí, quiero hablar de casos que le pasaron antes”, agregó Cepeda en su declaración. Entonces cuenta que cuando los papás de sus sobrinas -la de 4, G, la de 6, C- se divorciaron, la mamá empezó a hostigar a su ex con denunciar de tocamientos y abuso de las hijas de ambos. Y contó que nunca tuvo contacto con las niñas, que se ocupaban su mujer y sus mellizos, de 10 años; que todos los niños quedaban en el quincho de la casa, en la plata baja, y que jamás subían a la planta alta, donde está el dormitorio matrimonial. Ese dato, sin embargo, contrasta con las fotografías incorporadas a la causa que muestran a la menor de 4 años con Cepeda y su mujer en la cama. “Nuestro dormitorio está en la planta alta de la casa y las nenas nunca siestearon, ni los míos ni las nenas, porque se levantan a las 11 de la mañana. Ellos quedaban en la parte baja, en la cocina o quincho, porque la S. -su esposa, NdelR- los mandaba al quincho para poder siestear”, contó.

De la Redacción de Entre Ríos Ahora