Ahora hay un salón de líneas prolijas, mucha luz. equipos de aire acondicionado empotrados en lo alto de las paredes laterales, y una gran boca que se abre hacia calle Pellegrino, hombres en una faena que parece urgida por los tiempos. Es jueves, feriado, y los hombres se afanan en los aprestos finales de la obra. Cuando quede listo, será el gran escaparate de una casa de electrodomésticos, y habrá ocultado para siempre las líneas clásicas de una construcción de otro tiempo que había allí. También se perdió, definitivamente, el último techo antiguo estucado que sobrevivía en la ciudad. Ahora hay luces, nada de diseño, y pronto habrá televisores, lavarropas, equipos de audio, una tostadora. Y luces. Muchas luces artificiales.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.