Por Fabián Schunk (*)

 

No vinieron con prepotencia ni autosuficiencia, propios de su juventud. No utilizaron su apellido ni su filiación.

Durante años, a ella la vimos en su despacho contiguo, correcta a la hora de saludar pero lidiando con la emoción que le costaba contener.

Él, al margen, respetuoso.

Ella es Victoria Halle, 26 años, abogada. Él, Santiago Halle, 27 años, abogado.

La madre de ambos, Rosario Romero, fue nuestra defensora. Fue ella la que un día nos citó para informarnos que no podía seguir con esa tarea que le habíamos confiado.

Parecía mentira: uno a uno habíamos perdido nuestros mejores abogados.
Con Hernán Rausch esa mañana nos encontramos frente a una disyuntiva más en nuestras vidas: ¿y ahora quién nos va a representar?

Eran muchas las propuestas, varios los que se habían ofrecido.
Pero afuera, en el pasillo, ellos iban y venían, sin palabras, sin presiones, ellos querían estar. La madre objetó: ¡pero son muy jóvenes!

No nos importó: sabíamos que eran más chicos que nuestro dolor, pero también que su deseo de justicia era más grande que nuestro silencio, más grande que nuestra vergüenza, más fuerte que el ocultamiento.

Santiago: -¿Leíste la causa? Son 7 mil fojas.

-La conozco desde que todo comenzó -respondió.

A mamá le preguntamos todos los días- contestaba Victoria.

Lo que otros, como lechuzas tristes de mediodía, supieron y solo vieron pasar, ellos creyeron sin callar.

Los primeros años de profesión son a los que todos queremos volver: por nostalgia, por virtud, por heroísmo o por sólo saber. Cuando casi no éramos nadie, a fuerza de verdad y convicción enfrentábamos el mundo sin importar consecuencia.

Ojalá para ellos dos, esta causa Ilarraz, para nosotros de justicia tan anhelada, sea el marco de la carrera y la vida que soñaron vivir.

En una oportunidad, un gran docente me dijo: «El joven profesor habla más de lo que en realidad sabe; el de mediana edad, habla de lo que sabe, y el viejo profesor, habla menos de lo que en realidad sabe. Ustedes, Victoria y santiago, fueron jóvenes con las palabras justas. Son un regalo que la vida nos dio al conocerlos. Ya no son más chicos que nadie, porque los pusimos a prueba y dieron la talla de los grandes.

 

 

 

(*) Sobreviviente de los abusos del cura Justo José Ilarraz. Los abusos fueron cometidos en el Seminario de Paraná entre 1985 y 1993, antes de que los dos abogados querellantes nacieran. Los abogados querellantes que lo representaron en el juicio al cura Ilarraz fueron Santiago Halle (27 años, nació el 11 de noiembre de 1990) y Victoria Halle (26 años, los cumplió durante el juicio, el 26 de abril pasado).