Se llama Máximo Benjamín Ferreyra Zárate, le dicen Max, tiene 6 años y la necesidad urgente de encontrar un donante de corazón. Max está en lista de espera de emergencia nacional por un trasplante cardíaco: fue diagnosticado con miocardiopatía restrictiva. No hay ningún tratamiento posible: sólo la donación de órgano, y el trasplante.

Nació en Gualeguay, donde vive su papá, Sebastián Ferreyra, pero ahora reside en Olivera, en Luján, provincia de Buenos Aires, con su mamá, Dana Zárate Romero. Fue precisamente durante un viaje a visitar a su papá, en Gualeguay, cuando aparecieron los primeros síntomas: fiebre y mocos, un cuadro que no cedía. El padre lo llevó al pediatra notaron que algo no estaba bien. La interconsulta con cardiólogo les devolvió el diagnóstico preciso: Max tiene un corazón demasiado grande para su edad.

En diálogo con Entre Ríos Ahora, Sebastián Ferreyra, el papá de Máximo, contó de la campaña para conseguir un donante para su hijo de la necesidad de concientizar sobre la importancia de la donación de órganos. “Mi hijo Máximo  sufre una enfermedad cardíaca.Fue diagnosticado en el Hospital Garrahan con una miocardiopatia restrictiva, que es una enfermedad que afecta a los músculos del corazón –indicó-. Esta enfermedad  impide que el corazón reparta sangre/oxígeno al cuerpo. Y por ende, el corazón, al trabajar más, se agranda más de lo normal”.

La población pediátrica, de 0 a 18 años, constituye menos del 2% de la lista de espera de órganos, lo que representa menos de 200 niñas y niñas en Argentina del total de 9.600 personas de todas las edades, y la expectativa de vida del niño, o niña, trasplantado es superior a la del adulto siempre, explicó Marta Monteverde, vicepresidenta de la Sociedad Argentina de Trasplante, miembro de la comisión asesora del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai), según recogió la agencia Telam.

Pero el problema es la donación. El año 2019 fue el último de mayor actividad en cuanto a donación y trasplante, pero los años que siguieron, con la pandemia de coronavirus, hicieron echaron los índices a la baja.

Se suma una peculiaridad. Los trasplantes de corazón y pulmón en pacientes pediátricos menores de 6 años requieren de donantes pequeños con muerte cerebral, peso y medidas similares a las del receptor, y de la voluntad de los adultos responsables que se encuentran en pleno duelo. En el caso de que aparezca un donante, se debe activar un procedimiento que dura cuatro horas.

La Ley Justina, que aprobó el Congreso, convirtió a todos los adultos en donantes, pero no alcanza para la población pediátrica, entre los que se requiere la autorización de un adulto para efectuar la donación. Por eso la familia de Máximo ha iniciado una campaña de concientización sobre la necesidad de la donación. En Instagram, “Un corazón para Max”.

 


Sebastián Ferreyra, el papá de Max, dice que luego del diagnóstico de su hijo, “los doctores me informan que debido a que la enfermedad está muy avanzada, los tratamientos ya no funcionarían, lo cual la única solución sería el trasplante cardíaco”.

Y apunta: “Max siempre fue un niño sano, nunca tuvo un problema de salud. Esto sucedió hace aproximadamente 6 o 7 meses, cuando a raíz de un cuadro de mocos, y de fiebre, decidí llevarlo a la pediatra. Me aconsejó realizarse una radiografía de tórax, cuyo resultado posteriormente le resultó raro. La misma pediatra fue quien, por su propia voluntad, consultó a colegas suyos especialistas en cardiología. Todos coincidieron en que Max presentaba el corazón demasiado grande para la edad que tenía. Pero a raíz del cuadro de mocos que estaba atravesando –pensaron que ese podría ser el motivo- recomendaban repetir el estudio una vez que el cuadro pasara. Efectivamente, se lo llevó a un cardiólogo, que dijo exactamente lo mismo: que tenía una anomalía. Se le hicieron ecodopler que dieron el diagnóstico.  Con la mamá decidimos llevarlo al Hospital Garrahan donde se confirmó. Hoy Máximo está primero en lista de espera en emergencia nacional por un trasplante cardiaco”.

 

 

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora