Rubén María Virué abrió este lunes la jornada número 14 de las audiencias en el marco del megajuicio que se sustancia al exgobernador y actual embajador argentino en Israel Sergio Daniel Urribarri y contó de qué modo quedó involucrado en una de las investigaciones penales que lleva adelante la Justicia en el marco del “Sueño Entrerriano”, la postulación del exmandatario por inscribir su nombre como aspirante para suceder a Cristina Fernández de Kirchner en la Presidencia en 2015.

Virué hizo un relato monocorde y contó detalles de su relación con el empresario Gerardo “Foia” Caruso, exgerente de Futbol para Todos, y responsable de la empresa El Juego en que Andamos SRL, que en 2015 instaló el parador playero en Mar del Plata, a un costo de  $14 millones, y que según el Ministerio Público Fiscal se utilizó para promover la figura de Urribarri como candidato a presidente. Su nombre, el de Virué, quedó salpicado en la causa –debió declarar ante Fiscalía- por cuanto su domicilio en Larroque, departamento Gualeguaychú,, fue utilizado por la firma de Caruso para inscribirse en el Registro de Proveedores de la Provincia.

Virué fue titular del Servicio Jurídico del Sistema de Medios Públicos, entre 2003 y 2008;a partir diciembre de 2008 asumió como director de Gestión Administrativa y luego director de Asuntos Jurídicos de la Secretaría General de  Presidencia, hasta fin de enero de 2012. Y desde enero de 2012 y hasta el 4 de junio de 2015, secretario de Justicia de Entre Ríos; actualmente, es asesor de la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados de la Nación.

Las causas

Urribarri se sentó en el banquillo acusado en tres grandes causas de corrupción durante su gobierno: la instalación de un parador playero en Mar del Plata, que le costó a la provincia $14 millones; lacontratación de la productora del empresario farandulero Jorge “Corcho” Rodríguez, Nelly Entertainment SA, para difundir tres spots de promoción de la Cumbre de Presidentes del Mercosur, que se realizó en Paraná en 2014, por un monto de $27 millones; y la contratación con distintos medios gráficos de la publicación de una solicitada contra los fondos buitres que le supuso a las arcas del Estado entrerriano el gasto de unos $4 millones. La tesis de la Fiscalía es que dichos fondos públicos se utilizaron para financiar la fallida campaña presidencial de Urribarri, cuyo slogan distintivo fue el “Sueño Entrerriano”.

Gerardo “Foia” Caruso, el socio gerente de la firma “El juego en que andamos”, exdirector de Contenidos del programa “Fútbol para Todos”, estuvo relacionado con Virué por una cuestión familiar: su hijo Fernando fue empleado en Fútbol para Todos,  y por tanto dependía de Caruso.

En esta causa están imputados por los delitos de peculado, defraudación al Estado y negociaciones incompatibles con la función pública, el exgobernador Urribarri; el exministro de Turismo, Hugo Marsó; el cuñado de Urribarri, Juan Pablo Aguilera; su contadora Corina Cargnel; y Caruso, integrante de la empresa que cobró $14.561.870 por instalar el parador.

Caruso es un empresario y hombre al que se lo vinculó a La Cámpora con llegada a Máximo Kirchner. Hasta el 31 de diciembre de 2015 manejó los contenidos del programa “Fútbol para Todos”.

Acusación

Como contó Entre Ríos Ahora, la acusación de la fiscalía señala que Urribarri y su entonces ministro de Turismo, Hugo Marsó, sustrajeron $14.561.870,00 para la instalación, montaje y puesta en funcionamiento del parador, empleando la contratación en provecho del entonces mandatario para promocionar, con fondos públicos, su precandidatura a presidente en las elecciones generales de 2015.

Para el cometido, según la fiscalía, se utilizó una maniobra en la que intervino una empresa vinculada al exdirector de Contenidos del “Fútbol para Todos”, el cuñado de Urribarri, Juan Pablo Aguilera, y la contadora de las empresas de éste.

“El Juego en que andamos SRL”, de la que es socio gerente Caruso, fue la firma que levantó el parador. En la Justicia cuentan con elementos que probarían que una parte de los $14 millones que se le pagó fueron destinados a subcontratar a la cooperativa de trabajo “X la Plata Publicidad” Ltda. para realizar una campaña de difusión de la figura de Urribarri como precandidato a presidente. Por el servicio de cartelería en el vía pública a esta firma se le pagaron $338.800.

La firma que integra Caruso también habría hecho un “retorno” de dinero en efectivo al cuñado de Urribarri, Juan Pablo Aguilera por $ 2.000.000, a través de transacciones bancarias a las empresas de su propiedad, Tep SRL y Next SRL, y a otras que actuaron como “intermediarias” como Visual Ilusión SA, Megaprint, Wall Street Vía Pública SA y Fredy Publicidad SRL, por $2.468.700.

Además, señalan que la operación no pudo llevarse a cabo sin la colaboración de Corina Cargnel, contadora de las empresas Tep y Next, que se adjudican a Aguilera. La profesional se habría encargado de confeccionar las facturas para las firmas y los retornos.

“El Juego en que andamos SRL”, que integra Caruso, tiene su sede  en Vera 952, piso 5°, departamento B, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Sin embargo, hubo un detalle que no escapó a los investigadores: en un documento se consignó que la firma tenía como domicilio en la provincia en calle Las Heras 207 de la ciudad de Larroque, departamento Gualeguaychú. Esa dirección es la casa familiar de Rubén Virué, exsecretario de Justicia de Entre Ríos –designado por Urribarri-, quien estuvo en el cargo hasta el 5 de junio de 2015.

 

El llanto

El exfuncionario declaró este lunes como testigo en la causa y dijo que posiblemente su dirección fue puesta porque Caruso conocía a su hijo Fernando, que trabajó como productor en el programa “Fútbol para Todos”.

La fiscalía entiende que “Foia” Caruso contó con “información privilegiada que le permitió la presentación de la oferta y hacerse adjudicatario de la misma”, y que tuvo la connivencia de Urribarri, Marsó y Aguilera. Además, apoyándose en informes del Tribunal de Cuentas de Entre Ríos, advierten que la licitación pública N°69/14, fechada el 29 de diciembre de 2014, se realizó con una convocatoria con plazos reducidos y con una competencia simulada, ya que la otra firma que se presentó en la compulsa, Castromil SRL, no cumplía un requisito básico: estar inscripta en el Registro de proveedores del Estado.

 

-¿Conoce el Juego en que andamos? –le consultó el fiscal Gonzalo Badano.

-Primero, la conocí por una cuestión de publicidad cuando surgió a través de los medios la situación generada por el denominado parador de Mar del Plata. Luego, tuve una referencia porque una tarde, alrededor de las 19, en mi estudio, llegó personal policial de la comisaría de Larroque de parte del Ministerio Público Fiscal para averiguar quién vivía en Las Heras 207.  Conociendo la situación, llamé a un escribano público, el fallecido Fabio Larrosa, y le pedí que constate que yo enviaba mail al Ministerio Público Fiscal en el cual informaba del procedimiento en mi domicilio. Y que tanto yo como toda mi familia que daba a disposición. Y luego, presté declaración en una entrevista en la investigación penal preparatoria.

-¿De esta empresa, conoce al dueño?

-Conocí que el titular era el señor Caruso, a quien vi una vez, en 2012 o 2013, ocasión en que él viajó a Gualeguaychú en compañía de su hijo o hija. Y mi hijo, que trabajaba en Fútbol Para todos, con el señor Caruso, me pidió entradas para el carnaval, porque su jefe quería entradas. Le conseguí entradas. Y el día lunes, lo llevé a mi hijo hasta la Posada del Puerto, en Gualeguaychú, donde se alojaba Caruso, porque me hijo se iba de ahí a Buenos Aires. En esa oportunidad lo conocí. La única vez que tuve contacto con él.

-¿Cómo se llama su hijo?

-Fernando

-¿Sabe si esta empresa usó el domicilio suyo?

-Sí, por lo que ocurrió, y por la constatación que se hizo, y a partir de lo que pude verificar, vi el contrato que había celebrado la provincia con esta sociedad, que tenía domicilio en Capital, y le pidieron constitución domicilio en Entre Ríos, y a partir del vínculo con mi hijo, surgió Las Heras 207. Yo no recuerdo. Después, hablando con mi hijo, dijo que algo había hablado con Caruso. La constitución de un domicilio no es algo que me resulte extraño como abogado. Uno da el domicilio, no es algo extraño. No puede uno suponer que tenga una finalidad distinta a lo normal. Sí es cierto que esto me generó una molestia importante. Aparecen ante esto las miserias de la política. Esto fue a las 7 de la tarde, y a la mañana siguiente, en los medios decían que estaban por allanar mi domicilio.

Luego, lo interrogó el abogado Emilio Fouces, defensor de Caruso y del exministro de Turismo, Hugo Marsó. Fue entonces cuando Virué se quebró ante el tribunal que preside José María Chemez, y que integran María Carolina Castagno y Elvio Osir Garzón.

-¿Le parece que hubo algo raro detrás, algo que se quiso aprovechar y por eso dieron domicilio de su casa? ¿O porque Foia fue amigo de su hijo en Fútbol para Todos?

-Entiendo que una finalidad subalterna no existió. Mi hijo tenía una relación muy cordial con Caruso. Entiendo que fue una necesidad del momento. Es cierto que me molesté. Mi hijo se sintió culpable de la situación. Uno participa de la vida política, y sabe que está expuesto a denuncias, porque maneja fondos públicos. Aunque  la denuncia puede tener elementos valederos o ser una maniobra. En los 12 años en la función pública no fui pasible de denuncias. Y me sentí realmente (se quiebra e interrumpe el relato)

-Considero innecesario que esté acá –le dijo Fouces en la audiencia-. Pero ya que está acá le voy a consultar..

-Me tocó de costeleta un problema con el que no tengo nada que ver. Tengo la certeza de que alguien de la policía le avisó a mis adversarios políticos del PJ de Larroque para que me operen la prensa y digan que yo tenía algo que ver con este  tema.

 

Rubén Virué, Gerardo Caruso

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora