«Hemos conocido, con profundo dolor, el caso acontecido en un Hospital público de la ciudad de Concordia, y que tomó estado público por una nota periodística en un Medio digital, de un aborto practicado a una menor en el quinto mes de su embarazo, por orden judicial. El bebé nació con vida y estuvo debatiéndose durante varias horas por seguir viviendo hasta que finalmente su corazoncito dejó de latir».
El pronunciamiento, firmado por el obispo de Concordia, Luis Armando Collazuol, se publicó el 7 de diciembre de 2018 y fue la piedra de toque que movió al escándalo, primero, y que abrió las puertas a una demanda en la Justicia a la que se enfrenta el hombre de Dios. Collazuol recibió dos cartas documento de parte del abogado concordiense Pedro de la Madrid para que se retracte esos dichos, pero monseñor prefirió el más cerrado silencio. De la Madrid le hizo notar que había faltado a la verdad: que había mentido.
Ningún informe incorporado a la causa que investiga la violación a una nena de 13 años, que en noviembre último accedió a una práctica de aborto no punible en el Hospital Delicia Masvernat, certifica lo que dijo Collazuol: el feto fue entregado, en frasco con formol, a la Justicia. El fiscal José Arias, a pedido del defensor oficial Eduardo Javier Garay, lleva adelante la investigación penal preparatoria. Monseñor, claro, no se movió de sus trece.
De la Madrid decidió demandarlo. Aunque el paso previo fue una audiencia de mediación, que se programó para el viernes 15. Collazuol, va de suyo, no asistió. Envió al abogado Carlos José Francisco Scharn, que pidió a la mediadora María Simonetti una prórroga de diez días «dado que niegan el reclamo pero quieren cesar con el conflicto». Ahora, se fijó fecha para una nueva audiencia de mediación para el próximo 5 de marzo. De no alcanzarse acuerdo en esta instancia, sobrevendrá la demanda por daños y perjuicios contra el obispo.
Entredicho
El caso se disparó tras la práctica de un aborto no punible en Concordia que generó una serie de protestas en diciembre último.
El feto fue bautizado “bebé” por la Iglesia concordiense, y ese “bebé nació con vida y estuvo debatiéndose durante varias horas por seguir viviendo hasta que finalmente su corazoncito dejó de latir”, según un pronunciamiento público del obispado de Concordia del 7 de diciembre. La historia clínica elaborada en el Hospital Masvernat desmintió esas aseveraciones eclesiásticas. Poco después de las 14 del 10 de noviembre pasado, la menor GA expulsó el feto en el inodoro del hospital. Alertados por familiares, se hacen presentes médicas de la Guardia, quienes la asisten. Ese mismo día, “se entrega óbito” a personal de la Policía, a los pocos minutos de la expulsión, en frasco con formol, dice la historia clínica que fue luego puesta en manos del fiscal José Arias.
El fiscal Arias tramita una investigación penal preparatoria luego de la presentación que hiciera el defensor oficial Eduardo Javier Garay.
El abogado Pedro de la Madrid, que representa a la familia de la menor GA, lo intimó al obispo Collazuol a que se rectifique en sus dichos. La primera carta documento le llegó el 11 de diciembre. De la Madrid le hizo notar al obispo que “las manifestaciones públicas realizadas por usted, en su condición de Obispo de Concordia, sustentadas en hechos claramente falsos, determinan una notable triste y pesadumbre. Ello, dado que se alejan de las enseñanzas de Jesús y conspiran, irremediablemente, con la vocación y confianza en la práctica religiosa”.
Y lo intimó “a formular las públicas aclaraciones dando cuenta del error de las manifestaciones como asimismo lo invito como practicante católico a dar las disculpas personales a la menor y a los padres de la misma”. Y que “de proseguir con vuestra inicial postura, se promoverán las acciones judiciales y canónicas que por derecho correspondan”.
Collazuol no contestó y hubo una segunda intimación, el 20 de diciembre. El abogado De la Madrid planteó que “acreditada la falsedad de las manifestaciones respecto de la morbosa manifestación realizada por Ud respecto de la sobrevida por varias horas, es que se reitera la intimación, con el solo ánimo que reflexione, pondere, medite, dado que representa a muchas personas”.
“Y voy a ser muy claro -afirmó en la carta documento-, no se cuestiona su legítima posición en contra del aborto, sino que se reprocha que se utilice una macabra falsedad para justificarla”. Y agrega: “Y soy absolutamente claro, de no mediar un compromiso sincero y real de su parte, rectificando en forma amplia el severo error de sus manifestaciones, se accionará en todos los ámbitos, espacios y alcances que por derecho corresponden”.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.