Este jueves 6 falleció en Paraná el cura Cecilio Paul, a los 95 años.
Había nacido en Viale, el 1° de julio de 1922, y en 1935 ingresó al Seminario de Paraná, de donde salió ordenado cura el 20 de diciembre de 1947
Según la crónica que dio a conocer hoy FM Corazón, la radio de la curia, fue profesor en el Seminario Arquidiocesano entre 1947 y 1986; capellán del Hospital San Roque de Paraná de 1948 a1969; ecónomo del Seminario desde 1952 a 1969. El 1° de marzo de 1972 asumi{o como rector del Instituto Secundario del Seminario Arquidiocesano, luego fue designado rector del Seminario Arquidiocesano, cargo que ejerció desde 1972 a 1985.
No es un dato menor. Ese año, 1985, fue el año en el que el recién llegado arzobispo de Paraná, Estanislao Karlic, decidió intervenir el Seminario, dominado por una corriente integrista heredada del finado Adolfo Servando Tortolo. Durante el período en el que Paul fue rector del Seminario, la línea de formación estuvo dominada por el fundador de la guerrilla de ultraderecha Tacuara, Alberto Ignacio Ezcurra Uriburu.
Tortolo gobernó la Iglesia de Paraná entre 1962 y 1983, y fue presidente del Episcopado durante dos períodos. Karlic fue arzobispo también durante dos décadas, entre 1983 y 2003, y al igual que Tortolo, en dos trienios gobernó la Iglesia de Argentina.
Ezcurra Uriburu había desembarcado aquí en los primeros setenta, de la mano de Tortolo.
Ezcurra, antes de convertirse en cura.
La biografía oficial dice que Ezcurra Uriburu nació en Buenos Aires el 30 de julio de 1938 y murió de cáncer el 26 de mayo de 1993, en San Rafael, Mendoza, a donde había marchado a dirigir el Seminario del Instituto del Verbo Encarnado, tras su expulsión de Paraná.
Por línea paterna, descendía de Encarnación Ezcurra, esposa de Juan Manuel de Rosas, y por línea materna, del general golpista José Félix Uriburu, que derrocó al gobierno de Hipólito Yrigoyen.
Su padre, Alberto Ezcurra Medrano, un profesor de historia que fuera fundador del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, era un ferviente militante del nacionalismo.
Tuvo dos hermanos que, como él, vistieron sotanas: Fernando, que desarrolló su actividad en distintos puntos de Entre Ríos, y Álvaro.
De él, dicen que era serio, introvertido y su liderazgo se apoya en esa estampa de monje ermitaño acostumbrado a las privaciones.
Quienes lo conocieron de cerca, aseguran que su cuarto era el de un monje: paredes blanca, y sin más mobiliario que una cama, y sin más ornamentos que una cruz.
Siempre fue un soldado, primero alistado en la causa del nacionalismo, en la calle; después, enrolado en la milicia de Dios.
Estudió en el colegio católico Champagnat, y luego pretendió ingresar al seminario jesuítico de Córdoba, pero poco más de un año después fue expulsado de allí. Dicen que los seguidores de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, no toleraron su ideología nacionalista, y su personalidad exacerbadamente introvertida.
Volvió a Buenos Aires, cumplió con el servicio militar obligatorio, y a los 21 años se integró a la Unión Nacionalista de Estudiantes Secundarios (UNES), el germen de Tacuara.
El grupo de aquellos primeros tacuaristas solía ir a las charlas que dictaba el padre Julio Meinvielle, o Jordán Bruno Genta, dos exponentes del nacionalismo de aquellos años.
En 1957, junto a José Joe Baxter y otros amigos dieron forma al Movimiento Nacionalista Tacuara, que después del golpe mediático que produjo el Operativo Rosaura, el asalto a un policlínico en Buenos Aires, y algunos episodios más ligados al posicionamiento frente al peronismo, derivó en divisiones internas, entre el ala izquierda y el ala derecha.
Ezcurra se alió con esta última facción, para después volcarse, sí, a la vida sacerdotal, en el Seminario de Paraná, adonde llegó de la mano de Tortolo.
Karlic intervino el Seminario.
Se marchó cuando Karlic intervino el Seminario, en 1995.
Los cambios se conocieron en el invierno de 1985. El lunes 22 de julio de ese año el todavía arzobispo coadjutor Estanislao Karlic –actuaba por delegación de facultades de Tortolo, ya entonces muy enfermo—firmó la resolución a través de la cual descabezó al equipo de formadores de los seminaristas, según refleja el libro Karlic, las dos vidas del cardenal, de Ricardo Leguizamón.
El texto de la resolución, aunque muy moderado, endilgaba a la institución haber quedado atrapada en el tiempo, no haberse renovado, y haber desdeñado los cambios que trajo consigo el Concilio Vaticano II, primero, y después, el pronunciamiento del Consejo Episcopal Latinoamericano que se reunió en Puebla, México, en 1979.
Karlic argumentó que los cambios fijados se inscribían, precisamente, en el “año eclesial de celebración de los 20 años del Concilio Vaticano II, cuyo magisterio debe ser profundamente asumido por la vida del Seminario”. Y recordó que “las líneas clave del Documento de Puebla abren un camino de comunión y participación que sólo será realidad cuando el Seminario viva según el espíritu de este documento del magisterio latinoamericano, siendo el momento de insertar vigorosamente a nuestro Seminario en la línea eclesial de las recientes normas para la formación sacerdotal en los Seminarios de la República Argentina, habiendo oído repetidas veces al Señor Obispo Auxiliar y al Colegio de Consultores”.
Así, Silvestre Cecilio Paul fue apartado del cargo de rector, y en su reemplazo se designó a Agustín Kaul, quien duró en ese lugar tan sólo un año: lo sucedió Luis Jacob, entre 1986 y 1992. Y en 1992 accede al puesto de rector del Seminario de Paraná el actual arzobispo, Juan Alberto Puiggari.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.