Algo extraño sucede con la decoración navideña que todavía sobrevive en algunos edificios. ¿Será el receso, que quita manos laboriosas para retirar lo que antes se colocó con tanto esmero? ¿Por si acaso será el olvido? ¿O el desinterés? Las farolas gigantes que están en el ingreso a la Iglesia Catedral tienen aquella decoración, propia de diciembre. Una imagen desacostumbrada para febrero, el segundo mes del nuevo año. Faltó una escalera, quizá, para retirar lo que ya no tiene sentido. Lo mismo ocurre en el edificio de la Municipalidad. Los listones amarillos y la decoración navideña están ahí, impávidos, al aguardo de una decisión administrativa que ordene retirarlos. Algo que todavía no ocurre.

 
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.