“La unidad no es amontonar”.

La frase pertenece a la dirigente Silvina Calveyra, titular de la Red de Alerta de Entre Ríos, una de las ONG más reconocidas en la lucha contra la violencia de género.

La frase explica, de algún modo, la notoria ausencia de Calveyra y de Red de Alerta de la movilización del sábado 3 bajo la consigna #NiUnaMenos. Sí estuvo en las dos convocatorias anteriores, en 2015, y en 2016.

Este año, sin embargo, prefirió dar un paso al costado. Dice Calveyra que no coincidió con el documento que finalmente consensuaron las organizaciones convocantes en dos puntos clave: la aceptación de la prostitución como trabajo, un asunto en el que disiente, y también la proclama en favor del aborto.

Pero además criticó la notoria presencia de organizaciones políticas en la marcha, una peculiaridad, dice Calveyra, que comenzó a hacerse más visible en el 8M, durante la concentración en Plaza 1º de Mayo para recordar el Día de la Mujer.

“Lamentablemente, algunos sectores continúan haciéndole el juego a la violencia machista y al negocio de la prostitución, la cosificación de los cuerpos y no su soberanía. Esto contamina un reclamo genuino en defensa de nuestros derechos, y para que que dejen de asesinarnos.  Lo que profundiza las diferencias es avalar la prostitución como trabajo”, asegura Calveyra.

Calveyra se ubica en la vertiente “abolicionista” de la prostitución y no cree que se trate de un trabajo sino de una actividad que debe ser combatida so pena de seguir promoviendo las redes de trata.

Uno de los puntos del documento que las organizaciones que convocaron al #NiUnaMenos el sábado leyeron en la puerta de Tribunales el sábado planteó una demanda al Estado porque “las trabajadoras sexuales están expuestas a la violencia institucional y la desprotección laboral”. En ese punto Calveyra no concuerda con rotular como “trabajo” a la prostitución.

Pero además, la dirigente dice que tomó distancia “porque veía cómo venía la mano en la organización de la marcha. Venía viendo lo que finalmente pasó, y es que se utilizó la marcha para proclamas partidarias.

“Vi cómo se utilizó la marcha del #NiUnaMenos para proclamas partidarias. No creo en casualidades, y sí en causalidades. La primera marcha, en 2015, tuvo presencia de mucha gente, de familiares de víctimas de femicidio, hubo escuelas, hubo gente de los barrios. Pero ahora no, y eso no fue casual. Después de lo que pasó en el 8M decidimos no participar más”, apuntó.

–¿En qué se distanciaron?

–No hay debate profundo, sino imposiciones.Por ejemplo, el tema del aborto, que es un tema sin cerrar en el debate público. Más allá de las posturas individuales, sabemos que no hay una postura uniforme en este tema. Ponemos nuestra voz para hablar en nombre de las mujeres de los barrios, y eso me parece que es una falta de respeto. Tienen que estar todas las mujeres, las del centro y las de los barrios.  Estamos hablando mucho en nombre de otras mujeres que no están presentes, que no participan y que no estuvieron en la marcha del sábado. El tema de la prostitución y del aborto son debates sin cerrar.

–¿Qué diferenció a esta marcha de la primera, en 2015?

–Me parece que el mural Memoria Colectiva tuvo mucha significación, porque ahí fuimos poniendo el nombre de todas las mujeres víctimas de femicidio. Y eso fue una postura de acompañamiento a los familiares, que siempre estuvieron presentes. Lo nuestro no fue sólo desde lo discursivo. Esa vez marcamos un hecho importante, porque logramos que participen familiares, que nunca participaban. En ese primer #NiUnaMenos se logró visibilizar esa lucha desde la familia, no solo desde las organizaciones. Nos parece fundamental escuchar a las familias, a quienes padecen la violencia, y no ser nosotras las voceras de cuestiones que no se comparten. Un dato significativo es que no hubo familiares de víctimas de femicidio en esta última marcha. Por eso decidimos no participar. Esta vez se logró invisibilizar a las víctimas. El primer 3 de junio, fue la sociedad, fue la ciudadanía en su conjunto. Lo que no sucedió ahora. Vemos en estas marchas cada vez menor participación de la mujer que realmente padece violencia.

–¿De qué modo se dio esa injerencia de las consignas partidarias en la marcha del sábado?

–Veníamos organizando convocatorias que partían desde los familiares de las víctimas, sin banderas políticas, solamente con consignas en contra de la violencia de género. Pero frente a un año electoral, pedimos que no se utilice la marcha para eso. No fue casual  que días previos se lanzaran varias candidaturas utilizando nuestras muertas. Ni siquiera han acompañado en la búsqueda. Nosotros combatimos la violencia no sólo en la familia, sino también en las instituciones, en el Estado, en la Justicia, en las organizaciones. Siempre intentamos unificar lo que nos une. Pero esta vez no se logró. Se habla mucho de la exigencia para que el Estado declare la emergencia en violencia de género, pero nadie ha presentado ningún proyecto.  El único en la Legislatura es el que presentó la Red de Alerta.

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.