La última edición de la revista «Noticias», que edita Perfil, se ocupó de la situación judicial del exgobernador de Entre Ríos y exembajador argentino en Israel, Sergio Daniel Urribarri, condenado el 7 del actual por los delitos de peculado y negociaciones incompatibles con la función pública a 8 años de cárcel, más la accesoria de la inhabilitación absoluta para ejercer cargos públicos. La Fiscalía sostuvo en su tesis acusatoria que mediante maniobras de direccionamiento de pautas publicitarias y contratación de servicios, la administración Urribarri desvió más de 8 millones de dólares del erario público para financiar la instalación de su figura a nivel nacional para lanzar su precandidatura a presidente de la Nación en 2015. El artículo de «Noticias», que ocupa tres páginas, no abunda demasiado en la causa, ni en la condena, ni en los compromisos con la Justicia qu tiene pendiente Urribarri. Más bien, se detiene en el patrimonio del exgobernador, del que no aporta demasiado. Incluso, tropieza la crónica al confundir al empresario Diego Armando Cardona Herreros con un contratista de obra pública, cuando fue un proveedor de servicios software, y está implicado en la causa por enriquecimiento de Urribarri. La nota trata de explicar que los delitos de corrupción de Urribarri por los que fue condenado tienen que ver con su crecimiento patrimonial. Error. En todo caso, eso se deberá probar en un nuevo juicio, por enriquecimiento, situación que todavía está muy lejos de llegar a concretarse en los Tribunales.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora