–Dale, vamos, que se hace tarde.
Escuchó la voz lejana de su madre, todavía en las penumbras del sueño.
Eran casi las 5 de la mañana del sábado y Nancy Ruiz Díaz ya estaba lista para salir.
Alexis Endrizzi, su hijo, andaba enredado en los estragos de un mal sueño. Estaba visitando el Instituto Próvolo, de Mendoza, y de a poco se le iban acercando chicos que no conocía, pero que le contaban, no sabe cómo –eran sordomudos–, que habían pasado por lo mismo que él: que habían sido abusados por curas.
–Esperá, que todavía es temprano para el juicio –dice que le dijo a su madre cuando fue a despertarlo.
Fue la madrugada del sábado 19, antes de salir a vender panchos y hamburguesas a la salida del boliche del pueblo, en Lucas González. Alexis Endrizzi dice que ese sueño es recurrente. Que sueña mucho.
Ahora es lunes a la noche y Alexis Endrizzi está nervioso.
En horas viaja a Gualeguay para asistir al juicio oral al cura Juan Diego Escobar Gaviria: va a acompañar a Silvia Muñoz y a su familia, los primeros testigos en el debate oral que se inicia en el Tribunal de Juicios y Apelaciones de Gualeguay. Alexis Endrizzi y su madre declaran el miércoles. “Voy para hacerle el aguante a Silvia”, dice.
Fue un miércoles, también, el día en el que Alexis Endrizzi decidió contarle a su madre, Nancy Ruiz Díaz, que el cura Escobar Gaviria había abusado de él.
“Fue un paso muy grande que di cuando lo pude hablar. Yo llegué de trabajar un miércoles. Y estaba tomando mate con mi vieja, todo bien, pero por dentro sentía que me tenía que ir de mi casa. Mi vieja me puso a hacer cosas, anduve dando vueltas, hasta que se lo cuento. Fue muy fuerte para mi vieja”, recuerda ahora.
En el expediente judicial de la causa Escobar Gaviria, se lee que Alexis Endrizzi tenía “aproximadamente once años” cuando ocurrieron los primeros abusos: fue en un viaje de regreso a Lucas González, y el chico, entonces monaguillo de la parroquia San Lucas Evangelista, lo había acompañado a una de sus acostumbradas misas de sanación. Entonces, Escobar Gaviria era cura sanador, y llenaba templos y estadios, y todos creían que el cura sanaba el cuerpo, pero en su alcoba corrompía a menores.
Así se lee: que en los viajes fuera de Lucas González, Escobar Gaviria, al volante de su auto, lo hacía sentir al nene en el asiento del acompañante, y entonces “lo tocaba en sus genitales tanto por encima como por debajo de la ropa, llegando a masturbarlo y provocar que a sus once años de edad el niño eyaculara por primera vez, repitiendo esas conductas en cada viaje que realizaban mientras el menor fue monaguillo de la Parroquia dirigida por Escobar Gaviria hasta que tuvo dieciséis años de edad, mencionando la víctima que ello sucedió en más de treinta oportunidades”.
–Ya empieza el juicio. ¿Cómo te sentís?
–Estoy muy nervioso. Y mi vieja más nerviosa que todos. Pero hemos estado esperando tanto que pase esto. Ya van más de nueve meses de la denuncia que hice, y parece que el tiempo pasó volando. Ahora solamente quiero que se termine esto.
–¿En algún momento te arrepentiste de haber hecho la denuncia?
–Jamás. Nunca me arrepentí de haber hablado. Es algo que quise hacer durante muchos años. Y por eso ahora estoy tranquilo. Estoy esperando que la Justicia lo condene, porque nosotros no mentimos, no podemos mentir en algo así.
Alexis Endrizzi es uno de los principales testimonios de la causa. Y quizá el más demoledor para el cura. Son cuatro las denuncias por corrupción y abuso de menores que pesan sobre el cura Escobar Gaviria, que está alojado en la Unidad Penal de Victoria desde el 21 de abril, pero que para el juicio fue mudado a la cárcel de Gualeguay.
La acusación durante el juicio correrá por cuenta de Federico Uriburu, de la Unidad Fiscal de Nogoyá, y Dardo Tórtul, fiscal coordinador de Gualeguay, a quienes se sumará Mariano Navarro, querellante particular.
La fiscalía ya pidió 25 años de cárcel para Escobar Gaviria.
El lunes 28 está previsto que concluyan los debates del juicio, y para entonces se sabrá el veredicto del tribunal.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.