El último concierto al aire libre que ofreció la Orquesta Sinfónica de Entre Ríos en Paraná ocurrió hace casi diecisiete años: el sábado 16 de diciembre de 2006 en la zona de piletas del Club Atlético Estudiantes. Se anunció como el Gran Concierto de Fin de Año, con la participación como directivo invitado de Pedro Calderón.
La Orquesta, después, inició otro camino, otro rumbo: se «federalizó», empezó con presentaciones en distintos puntos de la Provincia y en Paraná tiene tres escenarios que utiliza: el Teatro Municipal 3 de Febrero, el Centro Provincial de Convenciones y el Centro Cultural La Vieja Usina.
Pero ninguno de esos tres espacios, dice Marcelo Barolin, integrante de la Sinfónica -toca la viola-, responde a las exigencias acústicas y de capacidad de público: La Vieja Usina, sede de la Orquesta, no tiene buena acústica; el Centro de Convenciones no tiene desnivel y los músicos están a la misma altura del público con lo cual las filas de atrás pierden visión y, lo más relevante, parte del sonido; y el Teatro ha quedado chico.

Marcelo Barolin.
«Lamentablemente no hay muchos lugares donde se pueda tocar por el tema de la acústica. Ahora, estamos teniendo problemas. Si bien el Centro Provincial de Convenciones es muy lindo, no es adecuado para la Orquesta, y mucho menos La Vieja Usina, por la acústica y porque es muy chiquito. Nosotros hacemos música sin amplificación. Ahora estamos en la época digital donde todo se tunea, esto no, es natural», dice Barolin.
En diálogo con el programa Puro Cuento de Radio Plaza 94.7, el músico recordó que durante larguísimos años el Teatro 3 de Febrero fue sede de la Sinfónica -que tiene 75 años de existencia- pero ahora su locación es el Centro Cultural La Vieja Usina. «El Teatro fue sede de la Orquesta durante mucho tiempo. Pero la Orquesta creció en numero, y el Teatro ha quedado chico, y también el Teatro necesitaría una inyección de dinero para ponerlo en valor. En algún momento, las autoridades deberán plantearse la construcción de un auditorio para la Orquesta y para otras actividades, con capacidad de público y buena acústica», suma.
Sinfónica: el Gobierno promulgó la Ley de Grados y Bordet visitó a los músicos
La Orquesta empezó en los últimos años a tener mucho público. Los conciertos se volvieron masivos. Y eso tuvo que ver con un cambio de rumbo: se dejaron atrás convenios con asociaciones, que monetizaban con las entradas y se creó un programa, La Orquesta para Todos, que posibilitó el acceso a todos a los conciertos, con entrada libre y gratuita. «Ahí empezó a ser masiva. Hubo programas interesantes con el maestro Reynaldo Zemba, con dos óperas de Verdi interpretadas en la Costanera, que tuvo 5.000 personas», apunta.
La Orquesta tiene otra peculiaridad. Junto a la Justicia, son los dos lugares del Estado a los que se ingresa por concurso. «Fue históricamente así en la Orquesta. Siempre se hicieron pruebas de calificación de la persona que iba a entrar. En 2015, y a instancias de los músicos, se presentó un reglamento de concursos que se aprobó. El 90% de la valoración de la pruebas de oposición y solamente el 10% de antecedente. Uno tiene que ir y tocar», afirma.
La aprobación por parte de la Legislatura de la Ley de Grados -el escalafón de los músicos- volvió más atractivos los concursos y se pudieron cubrir las vacantes que había en la Sinfónica. «Antes nos sucedía -y espero que no suceda más a futuro- que no se podían cubrir las vacantes en la Orquesta porque nadie quería inscribirse por los sueldos bajos. Eso cambió».
De la Redacción de Entre Ríos Ahora