No alcanzó a transcurrir una década de la refacción de la Avenida Ramírez de Paraná, en el tramo entre Laurencena y Racedo, que se inicia una nueva obra con un proyecto similar para ese sector y otro presupuesto de millones de pesos, también parecido si se lo traduce a valor dólar, la moneda que -mal que pese- marca la economía nacional.
El “elevado nivel de deterioro” de la avenida, fundamenta la iniciativa oficial que se propone mejoras integrales en “ambas trochas con el fin de optimizar la transitabilidad”.
Con objetivos parecidos, en 2008 se anunció la refuncionalización de Avenida Ramírez, tramo norte, en base a un ambicioso plan de obra. Los trabajos empezaron en 2009 y terminaron a los tirones a fines de 2010. Incluyeron arreglos de losas y cordones, recambio del sistema eléctrico y el aviso de que se iba a agregar una repavimentación: las primeras obras (arreglo de hormigón, iluminación y cambio de semáforos) demandaron más 5 millones de pesos y la última (asfalto), quedó pendiente y se había calculó un presupuesto de 3 millones.
El proyecto incluyó además espacios con asientos de cemento, recipientes de residuos y rampas en veredas y el anuncio de que se eliminaría el ramillete de semáforos de las Cinco Esquinas para volver más fluida la circulación con un sistema más moderno. Sobre este último anuncio, nunca se avanzó y lo que se presentó como un plan de remozado notable para la vieja avenida puesta en condiciones en 1969, quedó en una intervención deslucida.
Es que a poco de haber concluido la obra, empezaron los inconvenientes. Resurgieron las rajaduras en el cemento, los desniveles entre las losas y la rotura de cordones y, con ellos, nuevos arreglos mediante la contratación de empresas privadas.
Hay registros periodísticos de reparaciones en 2013, apenas tres años de haberse dado por concluida la obra, y en años siguientes. La remodelación de avenida fue realizada por la gestión del intendente José Carlos Halle, en el marco de un programa de repavimientación de 200 cuadras financiado por la Nación.
La ejecución de ese plan fue dividido en dos etapas y los trabajos en Ramírez quedaron incluidos en la primera parte junto al arreglo de Avenida Jorge Newbery y a la repavimentación de unas 60 cuadras en la zona céntrica. Para esas obras se previó un monto total de $11.198.000 y la mitad se dispuso para Ramírez ($5,6 millones).
La obra que viene
“Estamos abocados al análisis y diseño de propuestas urbanas para lograr la re-jerarquización de Avenida Ramírez, proyectando en una primera etapa, la puesta en valor del tramo comprendido entre Crespo y Racedo”, había anunciado el intendente Sergio Varisco, en el discurso de apertura de sesiones del Concejo Deliberante de Paraná en 2016. La intención fue reiterada en 2017 y finalmente se concretó el llamado a licitación a principios de este año cuando dos empresas se presentaron para la nueva obra en Ramírez.
El proyecto fue definido como rehabilitación y pavimentación de avenida Ramírez, entre Laurencena y bulevar Racedo y luego incluyó avenida Laurencena, en el tramo entre Güemes y avenida Ramírez, en el marco de la Licitación Pública Nº 173/17.
El presupuesto oficial inicial fue de $44.436.252,28 y los trabajos estarán a cargo de la Unión Transitoria de Empresas (UTE), conformada por las empresas OIC SA y Demartín, se informó desde el Municipio.
Pero el monto de la obra finalmente será mayor, $55 millones, debido a que en la marcha se incluyó el tramo de Ramírez, a la altura de Racedo, hasta avenida de las Américas.
La obra de avenida Ramírez inicialmente se iba a extender hasta la intersección con calles Salvador Maciá-General Racedo, pero finalmente con una readecuación presupuestaria se decidió ampliar hasta el cruce con avenida De las Américas, consignó el parte oficial.
La obra consiste en la reconstrucción de los paños de hormigón y de cordones cunetas, reparaciones de fisuras, grietas y hundimientos. En tanto, en el tramo desde Racedo-Salvador Maciá, hasta avenida de las Américas, se encarará el reasfaltado total. Se reconstruirán 445 metros lineales de cordón, creación de dársenas para contenedores de residuos, adecuación de tapas y llaves de Obras Sanitarias Municipal y reconstrucción de tapas de sumidero. Se ensanchará la trocha oeste, entre Alem y Enrique Carbó y hasta 30 metros de transición sobre la trama que da a la Plaza Manuel Belgrano, con el fin de atenuar el congestionamiento del tránsito. En ese lado se construirá un carril de 2 metros de ancho, por tanto el ancho general pasará de 8,6 metros a 10,6, se lee en publicaciones periodísticas en el inicio de 2018.
Las características y objetivos de ambas obras (la ejecutada a partir de 2009 y la actual) parecen muy parecidos, aunque una diferencia inicial puede estar dada en la magnitud de los anuncios: la primera incluía la difusión de una maqueta previa organización de reuniones con vecinos de la avenida.
También tienen un presupuesto similar si se considera el valor de la inversión en dólares, la moneda que también pesa fuerte en los cálculos de la construcción. Por ejemplo, el proyecto encarado en 2008 equivalió a 1,6 millón de dólares si se considera que el valor de la moneda estadounidense era de 3,50 pesos en diciembre de ese año. Si el cálculo se hace ahora con un dólar que ronda los $28 y se toma el presupuesto inicial de casi $44, 5 millones para casi igual tramo, la inversión equivaldría casi a 1,6 millones de dólares.
La comparación es sólo a los efectos de mencionar que en un lapso menor a diez años se volvarán cerca de 3 millones de dólares en la refacción de Avenida Ramírez. La primera inversión, cercana al 1,5 millones, debió ser socorrido al poco tiempo con sucesivos arreglos que demandaron nuevas erogaciones, de la que en esta nota no se tiene registro, y también la inflación propia de la moneda norteamericana.
Ahora, con todo, es de esperar que la nueva obra, de otro casi 1,6 millones de dólares, no sea tan efímera.
Aunque, de antemano, se sabe de un cambio: se eliminan por completo las polémicas punteras.
Las punteras fueron construidas en el año 2009, en el marco del proyecto iniciado a fines de 2008 que incluía la mejora integral de avenida Ramírez. Enseguida tuvieron una época negra, de números récords de choques y de una polémica que pronto las convirtió en tema de Estado.
Fue en 2013 cuando el punto álgido ocupó las tapas de los medios y la atención de las redes sociales, tanto que motivaron la creación de una página en Facebook que sigue vigente -Punteras Paraná- y que la última publicación es de un accidente ocurrido en septiembre del año pasado. Después de esa fecha han seguido los choques, aunque sin la frecuencia alarmante de hace un lustro. Un lunes de julio de 2013 se registró un récord imbatible: cuatro encontronazos contra el cemento en 24 horas, uno cada seis horas. En esos meses, el promedio fue de más de un choque por semana.
Según informaba por entonces esta página, los accidentes se han producido pese a que las esquinas tienen un amplio espacio de giro y la visibilidad es buena, algunos automovilistas han sufrido inconvenientes, aduciendo diferentes motivos: giro muy cerrado, encandilamiento por el sol, señalización no muy visible, el alto del vehículo (camioneta) o en algunos modelos la ubicación del parante del lado izquierdo que tapa la visual de giro.
Lo cierto es que ante tanto inconveniente con las protecciones de cemento hubo marchas y contramarchas respecto de si era conveniente mantenerlas y señalizarlas (de hecho se le colocaron los caños amarillos para facilitar la visión de las bases) y se sacaron con la topadora algunas como la de la equina de la Avenida y calle Urquiza.
De igual manera sobrevivieron nueve años y ahora, con el anuncio de la nueva obra de refuncionalización de calle Ramírez, se informó la decisión de sacar las punteras de los canteros centrales. En su lugar se pintarán sendas peatonales. De acuerdo a la información oficial, se trata de 31 punteras que al ser eliminadas otorgarán mayor radio de giro a los conductores.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora