La Iglesia de Paraná sabe de un caso de abuso que involucra a un miembro del clero, y que se suma a los tres que ya tramita la Justicia: Justo José Ilarraz, en Paraná; Marcelino Ricardo Moya, en Villaguay; y Juan Diego Escobar Gaviria, en Nogoyá.
Pero extrañamente, en este caso, aún cuando el máximo jefe de la Iglesia, el arzobispo Juan Alberto Puiggari, está al tanto de la situación, se escogió el camino de la investigación canónica, sin efectuar la denuncia en la Justicia.
El asunto se ha resuelto de un modo peculiar: como la familia del menor no quiso exponer el caso en la Justicia, la curia decidió apartar del centro de la escena al cura involucrado en el hecho, y lo mandó al exilio temporal.
Mientras, aplicó la legislación interna de la Iglesia, dio parte a Roma de lo sucedido, aunque el cura sigue ejerciendo el ministerio, sin habérselo suspendido.
Hasta finales de 2016 estuvo ejerciendo como cura en Resistencia, Chaco, en la Parroquia San Roque.
Ahora volvió, y se afincó en Cerrito.
El asunto viene siendo denunciado en las redes sociales, y también entre un grupo de víctimas que han resuelto unirse y seguir de cerca las causas que ya están en los Tribunales, y que involucran a los sacerdotes Justo José Ilarraz, Marcelino Ricardo Moya y Juan Diego Escobar Gaviria.

El excura José Francisco Dumoulin lo dejó entrever en la última columna que publicó en Entre Ríos Ahora.
“Nadie supo bien por qué, pero un día se fue a otra provincia al norte argentino, camino al exilio.
“Allí permaneció oculto hasta que todo pase, aparentemente.
“La historia eclesial repite constantemente sus prácticas, que han sido cuestionadas hasta el cansancio.
“Ocultar, mandar al exilio, esperar que el temblor pase.
En los casos de abusos en la Iglesia, parecen imperar las técnicas de la manipulación”, escribió Dumoulin.
En su muro de Facebook, Monique Deppen, una feligresa muy relacionada con la vida eclesiástica, dio hoy más detalles que permiten acercarse al denunciado.


Cuenta que el caso “sucedió en el decanato III, en una parroquia muy conocida de larga historia misionera. Allí un día el vicario reunió a un grupo de fieles mayores y les dijo que se iba porque estaba viviendo una fuerte crisis vocacional, la feligresía muy apenada comentaba que se iría por un tiempo de retiro a un lugar apartado. La realidad fue que durante ese verano siguiente el personaje que supuestamente estaba de retiro circulaba por Feliciano en una misión de verano con gente de Buenos aires (lo probaron fotos publicadas en Facebook), también se instaló en su pueblo natal, Santa Elena, durante algunos meses, donde celebró misas, cuando el párroco de aquel momento se ausentaba”.
La jurisdicción de la diócesis de Paraná, que comprende los departamentos Diamante, Feliciano, La Paz, Nogoyá, Paraná, Villaguay, y los distritos Achiras, Banderas y Sauce de Luna del departamento Federal, se divide en 9 decanatos. El decanato III incluye las parroquias Nuestra Señora de Luján, Santa Ana, San José Obrero, San Francisco de Borja, San Benito Abad, Santa Ana (de Aldea María Luisa), Inmaculada Concepción (de Villa Urquiza), Santa Lucía, Jesús Maestro y Señor de la Humanidad (de Oro Verde), Nuestra Señora de Pompeya y Santo Domingo Savio.
Entre ese grupo de parroquias, del decanato número III, en 2010 los sacerdotes que lo integraban redactaron una carta que dirigieron el arzobispo de ese momento, Mario Luis Bautista Maulión, y le pidieron que denunciara en la Justicia al cura Ilarraz.
En esa carta, pusieron de manifiesto la «creciente notoriedad» del caso Ilarraz, quien fuera formador de aspirantes al sacerdocio en el Seminario de Paraná.
Y se mostraron preocupados por el hecho de que el sacerdote siguiera ejerciendo el ministerio, aún en medio de las sospechas y las denuncias, con la posibilidad de seguir repitiendo esos abusos.
Ahora, ese decanato III vuelve a estar en el centro.
Es lo que cuenta Monique Deppen en Facebook. Y por un caso de abuso también:
“Luego se supo de boca de otro sacerdote del mismo decanato III que lo que en realidad había pasado no era una ´crisis vocacional´ sino el abuso a un menor. El cura en ´crisis´ desapareció de la diócesis de Paraná y poco se supo de él, hasta que una feligresa de la misma parroquia de la que se había ido, viaja a Resistencia a visitar a un familiar y yendo a la parroquia San Roque de esa localidad, ¿a quién se encuentra? Al cura ´en crisis´, de grandes festejos de cumpleaños, cumpliendo funciones de sacerdote normales, y todo como si nada. Se pudo comprobar a través de la página de Facebook de la parroquia San Roque de Resistencia, fotos donde este sacerdote está concelebrando con el obispo del lugar, donde se lo ve en funciones de su ministerio. También a través de páginas de internet, se publicó que este ´cura en crisis´ estaba como vicario de la parroquia San Roque de Resistencia (Chaco)”.
Ahora ha vuelto a Entre Ríos y se ha instalado en Cerrito.
“Durante estas últimas semanas, la ´crisis´, aparentemente, ha sido superada, en un hermético silencio y sin denuncias que lo perjudiquen, el cura ha regresado a la diócesis y se ha instalado en la ciudad de Cerrito, recibido por el mismo párroco que lo hizo hace unos años en Santa Elena…¿coincidencias?”, dice.
El cura párroco de Cerrito actualmente es José Falcón, exvicecanciller durante el gobierno de la Iglesia local por parte de Estanislao Karlic.
Monique Deppen lo interpela desde su perfil de Facebook al actual arzobispo, Juan Alberto Puiggari, a quien llama “Juancho”.
Le pregunta: “¿No era tu obligación hacer la denuncia judicial frente a esta situación? ¿Todavía no has comprendido que una cosa es la Iglesia y sus reglas y otra la Justicia civil?? ¿Hiciste falsas promesas o promesas poco cumplidas?? ¿Compraste el silencio a tu modo y con manipulaciones?? ¿Permitiste que este personaje siga ejerciendo el ministerio sacerdotal, conociendo lo que había sucedido? ¿Encubriste y ocultaste nuevamente? ¿Son los medios, quien escribe y otros, los que quieren destruir la iglesia y la quieren dividir o tus pésimos manejos?”.

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.