La administración del gobernador Gustavo Bordet sumará cuatro días de paro docente en el marco del conflicto con los maestros, conflicto que no logró solucionar cuando asumió.
El inicio del ciclo lectivo 2016 fue con un paro de 24 horas el 1° de marzo y el clima en las escuelas iba a seguir por ese carril si no fuera que el Gobierno interpuso una acción en la Justicia dos días después que derivó en el dictado de la conciliación obligatoria.
El acuerdo salarial, forzado, también se dio en la Justicia, aunque los docentes lo aprobaron pero consideraron aquella oferta como «insuficiente».
Lo que se logró fue un aumento del 37%, incorporando una suma en negro, el Fondo de Incentivo Docente, derivó en la suba del piso mínimo salarial, que pasó de $ 6.800 a $ 8.225; y en agosto próximo, será de $ 9.329.
Pero aquel acuerdo se cerró con la exigencia del principal sindicato del sector, la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer) de reabrir la negociación después del 1° de julio. No lo hubo y, claro, sobrevino el conflicto.
Este viernes Agmer –que siempre es el sindicato al cual el Gobierno mira con más atención– dispuso un paro de 48 horas para lunes y martes, y resta una tercera jornada de huelga en suspenso.
Frente a lo resuelto el Gobierno expresó perplejidad. Y cierto enojo, en palabras del gobernador Bordet, que dijo que «si hay una medida intempestiva que no toma en cuenta los cumplimientos paritarios y la posibilidad de apertura, vamos a estar un estancamiento en las negociaciones que no conducen a nada donde los únicos perjudicados son los chicos que son los destinatarios de estas políticas públicas”.
No se anunció, de momento, la posibilidad de descontar los días no trabajados.
Esa fue, precisamente, la política que siguió adelante el exgobenador Sergio Urribarri: la política del garrote.
Desde 2008 en adelante, Urribarri aplicó una misma receta: ante cada huelga de los maestros, ordenó que se descontara el día no trabajado.
Entre 2008 y 2014, los maestros cumplieron en Entre Ríos un total de 67 días de paro, más de un tercio de un ciclo lectivo hipotético de 190 días, una extensión que jamás se ha cumplido en la provincia.
En el caso de un maestro de grado con 20 años de antigüedad y considerando el salario a 2015, por cada día de paro perdió una suma de $462,56, que, multiplicado por las 67 jornadas de huelga en las escuelas que hubo a lo largo de las dos administraciones de Urribarri, la quita sumó $30.991,52.
La ingeniería legal para aplicar los descuentos se apoya en un decreto de 2008, el N°4.940, que estableció que el Ejecutivo podía tomarse hasta diez días para abonar los salarios a los activos, y hasta 20 días para los pasivos. El artículo 4° de ese decreto “ratificó” la vigencia de la circular N° 30 dictada por el exgobernador Jorge Busti, que abrió las puertas a los descuentos por días no trabajados en el Estado.
Urribarri no vio otro camino: ante cada medida de fuerza aplicó el descuento de los días no trabajados.
¿Qué hará Bordet?
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.