Ni una cosa ni la otra. Las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) ya son historia. Y la elección general de octubre no está tan cerca, de modo que los pasacalles que ahora decoran la ciudad están de más. Nadie los quita, nadie los retira, nadie cuida el aseo ciudadano. Por eso siguen ahí, estropeados por los vientos y las lluvias. Sin utilidad. Pero están ahí.  Todavía. ¿Hasta cuándo?