El patrimonio arquitectónico de la vieja planta de agua de la Toma Vieja no pasa por su mejor momento.
Las instalaciones están abandonadas, y lentamente, van destruyéndose.
Esas propiedades, que son de la ciudad, habían sido sometidas a un proceso de recuperación pero para un fin determinado: dar cabida a un boliche bailable en 2003, Budha, con su apéndice, Señor Anderson. El 21 de mayo de 2013 concluyó la concesión otorgada en 2003 al grupo económico privado que explotó Budha, y que pagó, al final del permiso de uso, una cifra ínfima en concepto de canon: $ 700 por mes al Estado municipal. El tiempo en el que funcionó, Budha resultó un éxito comercial, al igual que el bar Señor Adnerson (en alusión al inglés James Anderson, impulsor del mecanismo que abasteció con agua corriente a Paraná entre 1890 y 1939). Pero después todo se dejó abandonado. ¿Alguien mostrará interés en recuperar todo eso?

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.