Desde hace rato, las señales de tránsito desaparecen por arte de magia. Las chapas que señalizan una rotonda, que marcan una curva, que avisan cuántos kilómetros faltan para llegar, que indica límites de velocidad se pierden de las rutas, y los postes quedan, inútiles, plantados la tierra, al costado o al medio de una ruta. Y no sirven para nada: no señalan nada.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.