Por Francisco Nessmann (*)
Nadie se pregunta qué hacen estas locas, cagándose de frío, de hambre, de incomodidad.
Nadie se pregunta qué van a cambiar, si ya el Gobierno dio su veredicto.
¿Alguien dice voy a estar porque otros están y debo comprometerme?
¿O acaso piensan que algún día, la realidad va a tocar timbre en su puerta?
Estas locas y estos locos, con 40, 50 o 60 años siguen luchando por un presente, pero fundamentalmente por un futuro.
Porque ya lo vivieron, porque aprendieron que ser trabajadores maestros es un compromiso, no un salario de miseria.
Porque saben que en la escuela contienen enseñanza, pero también historias y miserias.
Porque la vida les dio la posibilidad de luchar por sí mismos junto a otro, pero también por los ausentes y los que vendrán.
Encima, ahora deben enseñar con su lucha a los que parece no les toca o no les interesa.
Hasta que les toca, y vienen con las locas y los locos.
Que se cagaron de frío, de hambre, de incomodidad.
Porque las locas y los locos tienen la mejor de las riquezas qué es la solidaridad.
Y esa locura siempre cambia el mundo.
(*) Francisco Nessmann es secretario gremial de la seccional Federal de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer).