Son las 4 de la tarde del martes.
Sobre la ruta, el tránsito ruge con furia, y a un costado, unos obreros han puesto unos conos naranjas casi en el límite justo de la banquina y con eso, piensan, quedan a resguardo mientras procuran plantar columnas que sostendrán cables de energía.
El sol ilumina la tarde con devoción.
La mañana había sido gris, pero ahora, las 4 de la tarde del martes, agosto brilla de un modo inesperado.
Cinco autos están estacionados en este terreno arisco que alguna vez fue verde pero que ahora está todo revuelto de una obra que nunca fue.
El viento acaricia las copas de los árboles, y ese ruido, manso, se confunde con los berrinches de unos nenes que esperan que el papá les ponga a andar las bicis.
Hay que cruzar la ruta –sin señalizar—y estacionar, los que vienen en auto, en un lugar que no es playa de estacionamiento. Y después caminar. El portón, insólitamente, está cerrado con candado.
Hay que tomar un atajo. Un sitio incómodo y pequeño que indica: “Ingreso peatonal”.

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Hay que caminar, pues. Si el visitante pretende usar los 1.200 metros de bicisenda, hay que ponerse al hombro la bici, e ingresar por ese pasadizo peatonal.
No hay otro modo de ingresar al Paseo Parque Botánico, esa reserva verde que tiene la ciudad y que se montó donde antes estuvo la Escuela Granja Municipal.
La Escuela Granja Municipal se cerró para dar paso al Estadio Único. Pero el Estadio Único nunca fue y entonces aquel predio volvió a manos del gobierno de la ciudad.
Se convirtió en Parque Botánico, con juegos infantiles, una cancha de fútbol, una bicisenda, muchos bancos, y un terreno yermo, con un cartel: “Futuro predio a forestar”, dice.
No se sabe cuándo será se futuro. Ni cuándo llegará. Tampoco se sabe si algún día llegará.
Por ahora está el cartel.
No hay nadie. No se ve nadie. Tres –cuatro—familias que entran como polizones a un predio que es público pero que por una extraña razón permanece cerrado.
Nadie que cuide, que recorra el amplísimo predio.
El Parque Botánico está a 10 kilómetros del centro de Paraná, tiene uno de los pocos ejemplares de alcornoque que quedan en la zona, y distintos sectores para aprender y conocer. Pero no hay nadie que indique nada.

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.