«Vivimos tiempos difíciles y con un grado importante de incertidumbre. Muchas noticias van y vienen, muchas opiniones, casi saturación de información. Cuaresma totalmente atípica que nos deja un poco desconcertados».
El arzobispo de Paraná, Juan Alberto Puiggari, escribió una carta a los sacerdotes de la diócesis con motivo de la Cuaresma -el tiempo litúrgico previo a la Pascua- y no pudo obviar referirse a la situación derivada de la emergencia sanitaria por la pandemia de coronavirus.
Al respecto, señaló: «¿Qué debemos hacer como sacerdotes para estar a la altura de lo que Dios nos pide y nuestros hermanos necesitan? Quizás la primera actitud sea serenarnos y hacer un acto profundo de aceptación de la voluntad de Dios, ponernos en su presencia para escuchar lo que el nos está pidiendo, con una mirada contemplativa que nos haga descubrir el plan de Dios, el paso del Señor por la historia y la actividad incesantemente recreadora del Espíritu».
«Los tiempos difíciles pertenecen al designio del Padre y son esencialmente tiempos de gracia y salvación. Tiempo favorable para vivir las virtudes sacerdotales de modo heroico», señala el texto, y agrega: «Este tiempo de Cuaresma y de cuarentena nos da la oportunidad de intensificar nuestra oración, especialmente la de intercesión por nuestro pueblo. Nuestra Eucaristía diaria, nuestra Liturgia de las Horas, nuestros Rosarios y otras prácticas de piedad sean como el incienso que se eleva al Padre pidiendo que tenga misericordia de nosotros».
Puggari enseña que «Jesús no anula los tiempos difíciles. Tampoco los hace fáciles. Simplemente los convierte en gracia. Hace que en ellos se manifieste el Padre y nos invita a asumirlos en la esperanza que nace de la cruz. Así Jesús nos abre el camino para vivir con amor y gratitud estos tiempos, y convertirlos en providenciales tiempos de esperanza. Nuestra austeridad cuaresmal será una forma evangélica de acompañar a aquellos hermanos que viven limitaciones significativas y que tienen que conformarse con poco».
Pero también señaló que «estos tiempos tienen que sacar lo mejor de nosotros mismos: una caridad operante, creativa, servicial, solícita, que siempre se inventa una nueva manera de estar cerca del que tiene una necesidad. La Palabra no enmudece en este tiempo, sino que toma las nuevas tecnologías para hacerse cercana a los que deben guardar aislamiento para alimentarlos con palabras de aliento, esperanza y cálida compañía. La caridad se hace cercana al que sufre y asume riesgos en el que reclama la presencia sacerdotal».
De la Redacción de Entre Ríos Ahora