Tres sacerdotes que cumplieron funciones en la diócesis de Paraná dieron el faltazo en el juicio al cura Justo José Ilarraz por los abusos ocurridos en el Seminario Arquidiocesano Nuestra Señora del Cenáculo.

El Ministerio Público Fiscal, que había pedido su declaración, finalmente desistió del testimonio de los tres ante la imposibilidad de dar con ellos. La curia no aportó demasiado para invitarlos a testimoniar durante las audiencias que se iniciaron el lunes 16 de abril y que concluyen este jueves 10, con los alegatos de las partes.

Ilarraz carga con siete denuncias por graves hechos de abusos y corrupción de menores sobre víctimas que cursaban la escuela secundaria como pupilos en el Seminario, en el tiempo que fue prefecto de disciplina, entre 1985 y 1993. La Iglesia investigó esos hechos en 1995, y concluyó en la culpabilidad del sacerdote, a quien aplicó la pena del destierro.

Uno es Pedro Amadeo Barzán. Fue “bedel” -preceptor- en el Seminario Menor y declaró en el juicio diocesano que mandó a realizar en 1995 el arzobispo de entonces, Estanislao Karlic. Declaró le 28 de julio de 1995, a las 7 de la tarde, en la parroquia San Cayetano, ante el cura Silvio Fariña. Dijo que los pupilos que formaban el grupo más cercano a Ilarraz era un “grupo bastante cerrado, muchas veces difícil de manejar a sus integrantes para mí que era su bedel. Además, amparados por el mismo padre Ilarraz, gozaban de ciertos privilegios que no eran extensivos al resto de los muchachos”.

Barzán escuchó de los abusos de boca de Hernán Rausch, uno de los siete denunciantes de Ilarraz, y en la instrucción de la causa penal, dijo que “era común que Ilarraz concurriera en horario nocturno al pabellón de seminaristas de primer y segundo”.

Aunque nació en Villaguay, desde 2008 reside en Italia. Aunque fue contactado por la Fiscalía, pidió declarar por escrito, como dignatario. Como rehusaron acceder a ese pedido, Barzán directamente no volvió a comunicarse con los fiscales Álvaro Piérola y Juan Francisco Ramírez Montrull.

El otro cura inhallable es Alfonso Dittler. Fue uno de los 24 miembros del clero cuyo testimonio solicitó la Fiscalía.

Ditller, que todavía es miembro activo del clero de Paraná, se habría mudado a la República Oriental del Uruguay, y al parecer no se ha dado por enterado de que el 16 de abril se abrió el período de debates en el juicio a Ilarraz. Antes, claro, cuando fue la etapa de instrucción,Dittler declaró ante la Fiscalía.

Contó que se desempeñó como bedel en el Seminario entre los años 1990 y 1991, cuando Ilarraz fue prefecto de disciplina. Por esa razón, fue citado a dar testimonio, además, en el juicio diocesano que ordenó el exarzobispo Estanislao Karlic, en 1995. “No recuerda si le pidió que declarara en la parroquia San Cayetano Frank, Fariña o Puiggari.  Reconoce luego de que se le exhibieron, las fojas numeradas como 30 y 31 de la documental reservada, ratificándolas y expresando que era su firma. Responde que no sabe si era tan común que Ilarraz fuera a la noche a la pieza de los seminaristas, pero el padre era el prefecto a cargo e iba y que ellos, los dos bedeles, tenían una habitación y que a las 22,30 o 23 horas iban a descansar porque al otro día tenían clases o  que estudiar. Quizás pasaba y nosotros no lo veíamos, quizás a veces sí y veces no. Que Ilarraz iba al pabellón cuando las luces estaban prendidas y cuando estaban apagadas”, dijo en Tribunales.

En marzo de 2017 pidió un año sabático, y abandonó temporalmente el sacerdocio para, dijo, cuidar a su mamá enferma.

Pero su destino no fue Aldea Santa María, donde reside su familia, sino el Uruguay.

El tercer sacerdote que no pudo ser encontrado es el canadiense Joseph Charle André Gauthier, que fue parte de la Casa Padre Lamy, de Oro Verde, enrolado en la congregación Servidores de Jesús y de María. En 2010, fue uno de los firmantes de la carta que un grupo de sacerdotes presentó ante el obispo Mario Maulión, alertando sobre los abusos del cura Ilarraz.

Antes, había declarado en la etapa de instrucción de la causa Ilarraz, y dijo no tener «precisiones que aportar al tema. Firmó la nota en el Decanato porque parecía importante tener información sobre lo planteado pero no supo de quién hablaban ni cuándo habían ocurrido los hechos. Se entendía poco, porque hablaban todos».

El fiscal Ramírez Montrull explicó a Entre Ríos Ahora que, ante la imposibilidad de contar con su testimonio en forma oral, se incorporarán al juicio las declaraciones hecha en la instrucción.

 

 

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.