“No alcancé a ver las uñas. Decía: ´Te voy a matar, te voy a matar´. Tenía la voz gruesa y ronca”.
De ese modo, el agente de la Policía de Entre Ríos Mauro Reinaldi relató la noche de terror que vivió en un sector de calabozos que no se utilizan y permanecen vacios en la Jefatura de Policía de Gualeguaychú. «Asi como existe Dios, existe el Diablo», evaluó y dejó flotando la sospecha de que puede haber sido víctima de una maldición diabólica. No explicó de parte de quién, o de quiénes.
De una sola cosa está seguro: no volverá a trabajar a ese lugar donde una fuerza desconocida lo tomó por asalto, lo arrastró y le dejó la ropa destruida y arañazos en distintas partes del cuerpo.
El agente policial, de 30 años, se desempeña desde diciembre último como celador en las celdas de los detenidos transitorios en la Jefatura Departamental de Policía de Gualeguaychú. Según contó a Radio Máxima, “desde hace un tiempo que se escuchaban ruidos extraños, golpes y gritos de arriba de las celdas”.

Fotos: Radio Máxima.
Reinaldi subió la escalera hacia la parte superior, donde hay calabozos vacíos. “Siento como que me agarran desde adentro de una celda y empiezo a forcejear como con una persona toda de negro, encapuchada… Quedé todo rasguñado”, recordó. “Entré en nerviosismo. Pedí auxilio y socorro. Me oriné, esta persona me quería matar, no tenía otra intención, era un ente, no sé cómo llamarlo. La fuerza es impresionante, no me lo podía sacar de encima”, relató.
Fue en ese momento que cae al piso, recordó, “me toma de las piernas y me vuelve a meter adentro…queriéndome agarrar. Detenidos desde abajo vieron el forcejeo y han visto la sombra en otra oportunidad y en ese momento también”, explicó.
Enterados de la situación extraña, las autoridades policiales convocaron a un sacerdote, el canonista Mauricio Landra, que fue y bendijo el lugar. “Es inexplicable lo que pasó. Recé con los detenidos, estaban muy asustados”, resumió. “Los vi muy asustados, con dificultades para descansar, para dormir, como un cierto temor hasta para ir al baño”, evaluó.1
Landra calificó de “inexplicable” lo sucedido, y agregó que “no se sabe con certeza lo que pasó”. Señaló que “en ese lugar que es tan antiguo siempre se comenta, se reproducen historias”.
“Ellos veían que este hombre trastabillaba, pero no pudieron ver claramente”, explicó el religioso. Incluso manifestó que el miedo de los internos era tal que los internos querían ser trasladados al penal, e incluso tenían miedo de ir al baño.
Después, dejó sentencia: “Si uno no lo permite, no entra ni Dios, ni el demonio”.
Imagen de portada: foto ilustrativa
De la Redacción de Entre Ríos Ahora