«Lo encontré tirado en el piso», fue lo primero que dijo Macarena Ortiz para explicar cómo fue posible que su hijo, Tahiel, de menos de 3 años, llegara el lunes a la mañana al Servicio de Guardia del Hospital Centenario, de Gualeguaychú, sin vida y con signos evidentes de haber sufrido maltrato.
Las pericias médicas determinaron que el cuerpo de Tahiel «se encontraba frío, pálido, sin presentar signos vitales, con un cefalohematoma frontal biparietal bitemporal, presentando signos de sangrado en oído derecho y nariz, un hematoma bipalpebral (en ambos párpados) bilateral, un hematoma en tórax izquierdo de aproximadamente cuatro centímetros, también dos hematomas en región anterior miembro inferior izquierdo y pequeñas lesiones ulceradas generalizadas a predominio de sus cuatro miembros”.
En ese informe pericial se basó el fiscal Mauricio Guerrero, de la Unidad Fiscal de Gualeguaychú, para pedir al juez de Garantías Ignacio Telenta la detención de la mujer y de su pareja, Alfredo Sebastián «Pato» Ferreyra, quien el martes tomó la decisión de suicidarse en el calabozo de la Jefatura de Policía, donde estaba alojado.
De acuerdo a diferentes fuentes consultadas, Macarena Ortiz ingresó al Hospital Centenario con su hijo en brazos, envuelto en una frazada. «Ingresó tranquila al hospital, caminando. Cuando vio al personal que estaba en la Guardia, comenzó a decir incoherencias mientras destapaba el rostro del niño que se encontraba curbierto por una frazada. Dijo que lo encontró tirado y lo trajo. Era evidente que ese nene había sufrido un ataque violento», relataron las fuentes.
24 horas después de su detención, «Pato» Ferreyra, el padrastro de Tahiel, se quitó la vida en la celda en la que se encontraba alojado a disposición de la Justicia. Pocas horas después, ya finalizada la autopsia que confirmaba la muerte violenta de su hijo, Ortíz ingresó en una crisis que requirió su traslado al Servicio de Salud Mental del Hospital Centenario. Luego fue trasladada a la Jefatura Departamental, donde permanece detenida.
Durante la tarde del martes, la familia paterna de Tahiel recibió el cuerpo del niño, el cual fue velado en la Capilla Ardiente del Cementario de Gualeguaychú. También la parte de la familia materna que denunció la violencia que sufría el niño, se acercó a despedirlo. El dolor se apoderó de todo en el lugar.
Fuente: R2829Radio.