“No hay sistema”.
La frase se repite como una letanía en casi todos los puestos de ventas de las Tarjebus, el sistema magnético de pago del pasaje de colectivos en Paraná.
No hay sistema y entonces los usuarios deben apelar a las inhallables monedas para poder pagar el pasaje a bordo, más claro, obviamente. El boleto general tiene hoy un valor de $7, pero con efectivo, a bordo, cuesta $8,50
El sistema de la Tarjebus arrancó en 2013. Ese año, y a través de la Resolución municipal Nº 201 se autorizó la instrumentación del sistema Eficard -Tarjebus, que reemplazó las tarjetas de cartón, y fijó la condiciones. La disposición fue firmada por el secretario de Planificación, Infraestructura y Servicios, Guillermo Federik.
Pero hay otra normativa. La ordenanza N° 7.967, sancionada en 1997, con motivo de la instrumentación del sistema de tarjeta magnética, fijó que “la concesionaria del servicio deberá garantizar la comercialización de las tarjetas, arbitrando los medios necesarios para contar con por lo menos 180 bocas de expendio en distintos puntos de la ciudad, acompañando los recorridos del servicio de cada una de las líneas, asegurando que éstas (las bocas) se encuentren separada por una distancia no mayor a 500 metros entre ellas, estableciendo horarios de atención que satisfaga los requerimientos de los usuarios”. Salvando las diferencias entre la venta de tarjetas de cartón y la recarga de los plásticos nuevos, la ordenanza consigna un aspecto del servicio de transporte público fundamental -como es el acceso a los pasajes-, del que tanto el Estado municipal como las prestadoras parecen haberse desentendido del tema. El transporte en colectivo es un servicio público concesionado a privados por el Estado Municipal, el que conserva la posibilidad de controlar y sancionar a los prestadores.
El nuevo sistema sin contacto es operado desde principios de 2013 por Tarjebus, una empresa correntina ligada a la transportista Ersa, que desembarcó en Paraná en 2010 cuando compró la firma local La Victoria. Se instrumentó después de que se diluyera el entusiasmos –y los anuncios oficiales- de la llegada del Sistema Único de Boleto Electrónico (Sube), que parecía un hecho en 2011 y 2012.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora