El cura Juan Pablo Esquivel -que en los primeros años de la década de 1990 fue vicario en la parroquia San Francisco de Borja, más tarde vicario en la parroquia San Miguel y también docente en el Seminario Arquidiocesano de Paraná- está desde 2002 radicado en Italia. Allá, en la península, soltó un perfil agresivo y transmite a través de sus redes mensajes de odio que, cómo no, tuvieron como última destinataria a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner a partir del atentado que sufriera el jueves último en la puerta de su domicilio, en el barrio porteño de Recoleta.
«En relación al patético simulacro de atentado de ayer, yo estoy no contento, contento es una palabra demasiado grande, demasiado importante. Estoy conforme con el hecho de que no te hayan matado. ¿Sabés por qué? Porque si te hubiesen matado, los cavernícolas que te siguen te hubiesen declarado mártir, seguramente. Y vos no sos una mártir: vos sos una corrupta», dijo Esquivel, que es santafesino de nacimiento pero que se ordenó sacerdote en el Seminario Arquidiocesano Nuestra Señora del Cenáculo, de Paraná.
Esquivel nació el 16 de abril de 1963 y fue ordenado sacerdote el 20 de diciembre de 1989 en la Arquidiócesis de Paraná. Desde 2002 está radicado en Italia: vive en San Bartolome, en Liguria.

9 de abril de 1987: Juan Pablo II visita Paraná, y Juan Pablo Esquivel tuvo su foto, con Estanislao Karlic de fondo.
Primero fue vicario parroquial en la parroquia San Francisco de Borja, entre 1991 y 1992; luego, estuvo en la parroquia San Agustín, de 1992 a 1993; en 1997 obtuvo la Licenciatura en Teología con especialización en espiritualidad otorgado por la Pontificia Facultad Teológica Teresianum. En el Arzobispado de Paraná ha sido Delegado Episcopal de la Catequesis, miembro de la Junta Nacional de Catequesis, Secretario del Consejo Presbiterial, profesor del Instituto Fons Vitae, docente del Seminario Catequístico Arquidiocesano y del Seminario Metropolitano de Paraná, de la Facultad de Humanidades Teresa de Ávila y en el Instituto Técnico de Gimnasia y Deportes.
La periodista Olga Wornat trató en su libro «Nuestra Santa Madre» el caso de los abusos a seminaristas cometidos por el ya fallecido arzobispo de Santa Fe Edgardo Storni. La investigación de Wornat se basó en el trabajo de recopilación de datos y testimonios que realizó el exarzobispo de Mendoza, José María Arancibia, que en 1994 se instaló en la residencia episcopal del entonces titular de la Iglesia de Paraná, el ahora cardenal Estanislao Karlic, en la Costanera alta, y escuchó a las víctimas.

Esquivel está desde 2002 en Italia. Vive en Liguria.
Uno de los abusados fue, precisamente, Esquivel, que dejó el Seminario de Santa Fe y concluyó el sacerdocio en Paraná. En 2002, Wornat concedió una entrevista al diario Los Andes, de Mendoza, y respondió a la pregunta de qué había pasado con los seminaristas abusados por Storni: «Los menos terminaron la carrera sacerdotal. Algunos se quebraron en su fe y, otros, me dijeron llorando: Yo quería ser sacerdote de verdad y Storni me reventó la carrera´. Entre las víctimas hay hijos de senadores, de jueces; y el sacerdote Juan Pablo Esquivel, que es sobrino político del (ex) gobernador (de Santa Fe) Carlos Lole Reutemann, y sospechosamente fue trasladado a Roma. Storni era amigo de los padres de Esquivel, lo conocía desde pequeño, lo había bautizado y después intentó violarlo».
Esquivel nunca aceptó haber sido víctima de Storni. Cuando actuó como cura en Paraná tuvo un alto perfil, pero al final de sus días acá tuvo un entredicho con un grupo de feligreses de la parroquia San Miguel -su último destino antes de ser incardinado en Italia- y lo relacionó con el hecho de que era hijo de padres separados. Según argumentó, la inquina surgió luego de que lo hiciera comulgar algo que, según se encargó de contar, habría sido considerado como un sacrilegio. Otros, menos piadosos, cuentan que aquí tuvo varios problemas por una relación que sus feligreses consideraron escandalosa.
En 2019, la revista Contexto, del periodista Jorge Riani, publicó un perfil de Esquivel que tituló «El veneno político en las redes».
«El padre Esquivel se reserva para sí el derecho de vomitar odio. Lo hace cuando a un diputado con nombre y apellido le dice ´parásito´ o ´animal´. Cuando se anticipa a definiciones de la Justicia al condenar anticipadamente sin fundamentos, pero llamando´ladrones´, ´chorros´, ´corruptos´ a personas de identidad política que, está claro, pone los pelos de puntos al calvo sacerdote», señala.
«Del conductor televisivo Marcelo Tinelli nunca dijo nada –ni cuando llevaba niñas a bailar a su programa, ni en la cultura del babosismo machista, ni cuando… nunca–, pero bastó que el ex periodista deportivo dijera que le gustaría estar en la función pública en el gobierno que encabece Alberto Fernández, pera que el conductor espiritual lo calificara de ´porquería total´”, agrega.
Y después: «Junto a un fotomontaje que muestra billetes argentinos con los rostros de Néstor Kirchner, Hebe de Bonafini, Milagro Salas y Máximo Kirchner, el sacerdote católico escribió su mensaje pastoral: ´Pasamos de unos animales a otros (con la segunda tanda, mis más sinceras disculpas a los animales)´.
«A los dirigentes peronistas les dice ´kaka´, mientras despliega su mirada piadosa a la senadora boliviana golpista Jeanine Añez. De cualquier modo, en la biografía de su Facebook no todos los bolivianos son bien tratados como la señora golpista, y a los que no ostentan poder –esos que trabajan de sol a sol en las huertas de los cordones semiurbanos– les pide que se vuelvan a su país», resalta Riani.
Y más: «Entre insultos e insultos, Esquivel alterna algunos avisos parroquiales como que comienza la Novena a la Virgen de la Medalla Milagrosa, o recomienda páginas dedicadas a ´vivir, profesar y alimentar nuestro amor al Amor de los Amores´”.
El padre del sacerdote, Alfredo Domingo Esquivel, fue funcionario y senador del la capital santafesina por el PJ. Sin embargo compartió algunos posteos con su hijo, como el que dice “Nunca más peronismo”, y muestra un dejo presionando el botón del depósito de agua de un inodoro.
Ahora, su odio se destiló contra el atentado a la vicepresidenta.
«Una corrupta que está siendo juzgada, a la cual un fiscal, que no llegaste a matar, gracias a Dios, te ha condenado, o estás, digamos, recorriendo el camino, y te la ves venir, por eso estás autovictimizándote, dramáticamente y patéticamente. Yo estoy conforme. Vos tenes que cumplir con tu condena primero acá, en este mundo. Espero que vayas, que seas condenada, que es lo que te mereces, que vayas a la cárcel, a una cárcel común, no a una prisión domiciliaria, como hicieron con los militares, que no haya descuentos. Y que después de haber hecho las cuentas con la justicia en este mundo, te presentes ante Dios, te acuerdes que ahí no valen coimas, ni bolsos revoleados ni matar a testigos o cosas por el estilo. Vas a tener que hacer las cuentas claritas con el Dios que todo lo ve y todo lo sabe. Vas a terminar, probablemente, en compañia de tu marido, porque sos igual o peor que él. Así que las cosas están bien así; las cosas están bien así. El Señor sabe por qué hace las cosas y tiene un diseño para todos. Mi bendición al gran pueblo argentino, no a los traidores», señala en un video de poco más de 2 minutos que colgó en su perfil de Facebook.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora