Por José Armando
25 de mayo, 2024
Anoche fue la inauguración o re-inauguración de la librería de siempre: Vaporeso. Otro día alguien explicará por qué ese nombre.
Al llegar me sorprendió la cantidad de gente, una multitud ocupaba la vereda de calle Nogoyá, entre El Plumerillo y Salta.
Apenas podía ver lo que pasaba adentro: había música y gente por todos lados, abarrotada, y Joaquín que hablaba imagino con nostalgia los inicios en calle Feliciano en un garaje que su hermano le prestaba.
De esa época cambiaron muchas cosas, apareció Imanol, una mezcla de poeta y estudiante crónico de psicología, que aprendió en esa librería que la literatura es mucho más que el viejo miope.
Vaporeso era un punto de reunión, encuentro, discusiones en tiempos de gobiernos de diferente tinte político. Claudia Rosa iba por ahí. Una tarde estaba buscando libros sobre China, interesada en la historia de ese país por aquella época.
Un lugar de charla, conversación, de debates políticos, literarios y de otras yerbas digamos. Un lugar para los desesperados de la ciudad. Una ciudad que nunca se sabía si era grande o chica. Y qué lugar ocupa una librería como esta en la capital entrerriana, ciudad que muchas veces dejó de lado la cultura, allá por los gobiernos radicales cuando en una feria del libro los propios libreros tuvieron que hacerse cargo de la organización.
Yo era un desesperado más, por eso iba seguido a Vaporeso, tal vez caminaba sin rumbo por la ciudad en busca de algo que rompiera la monotonía. Un refugio.
Una noche fui a la casa de Joaquín, que por ese entonces vivía en un monoambiente en calle San Luis. Leía mucha historia argentina y tenía debates con él, desde la secundaria, cuando me prestaba libros como “Soy Roca”, que nunca la devolví y se perdió quién sabe dónde.
Esa noche, por un error o azar, como ocurre en la mayoría de las cosas de la vida, le pedí prestado un libro de historia argentina, era un ensayo. Pero el libro era de Hemingway y por ese equívoco entré de alguna manera a la literatura.
Celebro esta nueva “versión”, este nuevo lugar de libros que demoró algo así como dos años en realizarse y lo considero como una cuenta saldada para la cultura de esta ciudad perdida en esta parte del Litoral argentino.
Ver esta publicación en Instagram
De la Redacción de Entre Ríos Ahora