Romina Roda, de 23 años, fue asesinada el domingo 26 de abril, en su vivienda en el barrio Feria, en La Paz, ubicada a 163 kilómetros de Paraná. Ese día se convirtió en la primera mujer asesinada en Entre Ríos durante la cuarentena social, preventiva y obligatoria por el coronavirus.

La joven tenía tres hijos: uno de 6, otro de 4 y la más chica de 2. El autor del crimen fue su expareja, Jonatan Rivero, de 20 años, quien huyó de la escena y confesó lo que hizo al sargento José Zárate, que vivía a pocas cuadras. “Oficial, vengo a entregarme porque la maté”, le dijo.

Tras ser detenido, nunca más habló. Ni con el fiscal Oscar Sobko ni con otro policía. Sólo entabló diálogo con su defensor oficial Fernando Báez. El 28 de abril, el juez de Garantías de La Paz, Walter Carballo, le impuso 120 días de arresto preventivo en la Unidad Penal N° 1 de Paraná.

Ese es el lapso en el que se estima que se reunirá el material probatorio para concluir la investigación y llevar el caso a juicio oral y público, donde la Fiscalía y la querella solicitarán que Rivero sea condenado a prisión perpetua.

Ahora, en pleno aislamiento, la Justicia paceña sigue reuniendo pruebas sobre el crimen. En esta etapa, se conocieron relatos de familiares sobre hechos de violencia que sufría Romina.

Cabe recordar que en la investigación ya hay dos antecedentes de relevancia: una causa por violencia de género que se tramitó en mayo de 2018 en el Juzgado de Familia de La Paz; y una causa penal de octubre de ese año por presuntos abuso simple (tocamientos) por parte de Rivero a uno de los hijos de Romina. Esta última se archivó por falta de pruebas.

Según supo Entre Ríos Ahora, ante el fiscal Sobko dieron su testimonio la madre de Romina, una hermana de 17 años, y un tío. En tanto, un hermano menor de edad, que fue el primero en llegar a la escena del crimen, fue entrevistado en Cámara Gesell.

Los testimonios más importantes fueron los de la madre y los hermanos de Romina. La madre, por ejemplo, reveló que la noche anterior al crimen su hija recibió mensajes amenazantes de Rivero, en los cuales les decía que iba a concurrir a la casa “a hacer un escándalo”.

En tanto, la hermana de Romina contó que a principios de año fue testigo de una brutal golpiza por parte de Rivero. Precisó que ocurrió en una vivienda que compartían ella con su novio  -que es hermano del acusado- y Romina con Jonatan.  Tras ese hecho, Romina se fue a vivir a la vivienda detrás de la casa de su madre, en la calle José Mármol, donde fue asesinada a fines de abril.

Por su parte, un hermano menor de la joven asesinada contó, en Cámara Gesell, que vio a Rivero huir luego de matar a Romina. El relato lo realizó ante una psicóloga. Dijo que el domingo 26 se levantó temprano y que se dirigió a la casita de Romina para invitarla a tomar mate y que antes de llegar escuchó gritos y que vio salir corriendo al joven femicida. Si bien lo vio de espaldas, señaló que lo reconoció por un tatuaje en su brazo y por el pantalón que usaba a diario.

Ahora, la Fiscalía y la querella reúnen otro material de importancia: las comunicaciones entre el femicida y la joven. Según informó el abogado de la familia Roda, Fernando Millán, los peritos informáticos desbloquearon los teléfonos de ambos y accedieron a los mensajes. En esta etapa, bucearán en los diferentes diálogos que arrojen más pruebas sobre el contexto de violencia permanente en la que vivía Romina.   

Hay otra prueba que falta concretarse que tiene que ver con la pericia en el arma homicida. En la escena del crimen, el Gabinete de Criminalística de la Policía secuestró tres cuchillos: uno tipo tramontina; otro en estado defectuoso; y una cuchilla de 23 centímetros de lonja, con la que se presume que Rivero dio muerte a la joven.

Ahora se espera el informe que establezca de forma certera, en base a la comparación con las heridas en el cuerpo de la joven, cuál fue el arma utilizada.

“La prueba fortalece la figura del femicidio”

Consultado sobre el avance de la causa, el abogado querellante Millán consideró que los relatos de la familia de Romina son coherentes entre sí y que “fortalecen la figura del femicidio”.

En cuanto a CD con los mensajes de WhatsApp, tanto escritos como de audios, dijo que allí “veremos si hay registros de lo que contó la madre de Romina y su hermana”.

En cuanto a la importancia de estos elementos, destacó el material es clave para “reforzar el relato del hecho”. “Si había violencia con anterioridad, es necesario que probemos con los mensajes, las denuncias y el relato de los testigos. En base a eso, tenemos la violencia de género que se dio de manera reiterada y que terminó con el femicidio de Romina”, explicó.

En ese sentido, resaltó que ese cúmulo de prueba “fortalece la figura del femicidio para que el juez tenga la convicción de que a Rivero hay que darle la cadena perpetua”.

Finalmente, señaló que aún resta que se realice la prueba sobre la compatibilidad de la sangre del imputado con la recabada en la escena y en la vestimenta que usó el día que mató a su expareja. “Ese informe aún no está terminado por la situación del Covid-19, porque el Hospital San Martín de Paraná todavía no dio el turno a Rivero para hacerle la toma de muestra de sangre y hacer el estudio de compatibilidad”, cerró.

De la Redacción de Entre Ríos Ahora