Mauro Maximiliano Bertoni fue uno de los nueve testigos propuestos por el Ministerio Público Fiscal que declaró este miércoles en una nueva audiencia de juicio en la causa en la que está imputado el experito balístico del Poder Judicial, Antonio Daniel Vitale.

Bertoni no es cualquier testigo. Es el exempleado del Departamento Médico Forense de Tribunales que también estuvo involucrado en el robo y venta de armas judicializadas. En diciembre de 2016, el hombre firmó un acuerdo de juicio abreviado con la Fiscalía y aceptó una condena de tres años de prisión condicional, más trabajos comunitarios.

También accedieron a un juicio abreviado Eduardo Ramón Borgogno, que aceptó una pena de tres años de prisión condicional; y Mario López Alonso, que firmó por un año y seis meses de cárcel condicional, ambos acusados de conseguir clientes y gestionar la venta y cobro de las armas sustraídas del depósito del Poder Judicial.

Bertoni fue el segundo testigo en la audiencia de este miércoles y quien más nervioso puso a Vitale, al punto de que el experito solicitó retirarse de la sala para no presenciar la declaración. “Esto me pone mal”, le dijo al Tribunal integrado por Carolina Castagno, José María Chemez y Cristina Van Dembroucke.

Ante los jueces, Bertoni sostuvo que Vitale le proveía de las armas y que él se encargaba de dárselas a Borgogno y López Alonso, quienes después debían venderlas en el mercado ilegal. Luego, cobraba el dinero y le entregaba su parte al experito.

Bertoni contó que las transacciones de armas y dinero se hacían –con total impunidad- a la vista de todos en el edificio de Tribunales de Paraná: según la versión del testigo/condenado, a veces Vitale le daba las armas en la vereda; en otras ocasiones, en la oficina pericial; y de vez en cuando, en la zona del estacionamiento que da a calle Santa Fe. También dijo que en sus comunicaciones se referían a las armas con palabras claves como “pescado” o “lechones”.

Ejemplificó que cuando el experito tenía para entregarle armas, le enviaba un mensaje que rezaba “ya están los pescados” o “ya están los lechones”.

“No teníamos un acuerdo económico; yo le vendía las armas. Si él me decía que un arma salía $3.000, yo las vendía a $3.500, y me quedaba con $500”, dijo Bertoni al inicio de su declaración.

Además,  aseguró que a Vitale algunas veces lo llamaba “El Viejo”. Previamente, el subjefe de la División Robos y Hurtos de la Policía de Entre Ríos, Carlos Gabriel Schmunk, señaló que en las escuchas Bertoni hace referencia a ese apodo al referirse a alguien al que respondía por la venta de armas. Aunque aclaró que en ningún momento se mencionó el nombre o apellido de Vitale.

En otro tramo de su declaración, Bertoni indicó que al ser arrestado en 2016, soltó ante el comisario Schmunk que Vitale era quien le daba las armas.

Asimismo, refirió que durante el tiempo en que estuvo con prisión domiciliaria, Vitale intentó sobornarlo. “Me ofreció plata, me decía que me podía mantener. ‘Te puedo dar 20 o 25 mil por mes’, me dijo”, declaró y agregó que también le pidió que cambie de abogado.

Además, precisó que durante los años que duró el negocio de las ventas de armas judicializadas, entregó alrededor de 250 armas a Borgogno y 30 a López Alonso.

Más adelante, los abogados defensores de Vitale, Iván Vernengo y Damián Petenatti, solicitaron un careo entre el testigo y su cliente. Tras un cuarto intermedio, ambos estuvieron cara a cara.

El careo fue para dilucidar algunos puntos que la defensa vio contradictorios en los dichos de Bertoni: la veracidad de que Vitale le entregaba las armas; que se referían a las armas en clave; que el experito conocía la casa del testigo y que le había prestado dinero para la reparación de su vehículo.

El testigo, otrora condenado en esta causa, ratificó todo lo dicho, y sólo negó haber recibido dinero prestado para reparar su auto.

—¿Por qué decís que yo te entregué armas? –le preguntó Vitale a Bertoni.

—Vos me decías que traías armas de Federal, Federación, Nogoyá, de enfrente de Jefatura.

Y en otro momento, el exempleado del Departamento Médico Forense dijo que Vitale lo visitó a su casa y que en una oportunidad, cuando la causa ya era de conocimiento público, lo quiso sobornar y le pidió que cambiase de abogado.

—Llamabas para sobornarme, para que cambie de abogado –le dijo Bertoni.

—Eso del soborno me parece algo sucio, muy sucio –respondió Vitale.

En cuanto al domicilio de Bertoni, Vitale dijo no conocerlo; y también negó haber intercambiado mensajes en clave cuando la conversación tenía que ver con la venta de armas. “No vi ningún mensaje que diga ni lechón, cordero o pescado. No he visto ninguno de eso mensajes”, afirmó Vitale; mientras que Bertoni ratificó que “así era la forma de comunicarnos que teníamos”.

“La única forma de comunicarme con vos era cuando necesitaba cartuchos, cuando necesitaba carne, pollo. A mí no me vengas con chicaneadas de pescado porque no hay”, le espetó el experito.

Por último, Vitale dijo haberle prestado dinero a Bertoni para la reparación de su auto, pero el joven lo negó. “Bueno está bien, acá sos el buenito de la película”, le expresó el exhombre de confianza de los Tribunales, dando por finalizado el careo.

Más testigos


La audiencia de este miércoles se extendió desde las 9 hasta las 15.

También, declaró una vecina de Borgogno que fue testigo del allanamiento en mayo de 2016; y cinco funcionarios policiales de la División Robos y Hurtos. Este jueves el Tribunal continuará escuchando testimonios.

 

 

 

Gonzalo Núñez

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.