Santiago T. era un adolescente cuando conoció el horror en la casa parroquial de San Lucas Evangelista, en Lucas González, su pueblo. Tenía 14 años, una familia partida al medio y el empuje de su mamá, Sandra, que lo animó para que fuera donde el cura Juan Diego Escobar Gaviria y lo ayudase como monaguillo en el templo. Pensó Sandra que así podría ayudar a su hijo.

«Yo me tendría que haber dado cuenta antes de que a Santy le pasaba algo. Lo que pasa que es que yo asociaba lo que le estaba pasando con una pelea con la novia que tenía en ese momento. No me di cuenta el infierno que mi hijo vivía con ese degenerado», contó la madre. Santiago tenía 14 años cuando se puso al servicio de Escobar Gaviria en la parroquia San Lucas Evangelista. «Me empezó a tocar más o menos a los dos meses de entrar», contó.

Cuando Sandra supo por primera vez de los abusos que soportó su hijo no tuvo dudas: “Le dije que yo le creía, que no me importaba nada la vergüenza. Me llevo el mundo por encima por mi hijo. Y le pedí perdón, porque yo insistía para que fuera a la iglesia, para que el cura lo ayudara, porque siempre fue un chico muy rebelde, está en una edad de mucha rebeldía. Me siento mal por eso: el padre Juan Diego era alguien en quien yo confiaba”.

Durante una hora y 40 minutos, Santiago T. declaró hoy ante el Tribunal de Juicios y Apelaciones de Gualeguay en el inicio del segundo juicio a Escobar Gaviria -ya condenado en 2017 a 25 años de cárcel por abuso y corrupción de menores-, aunque por las condiciones que impone la pandemia lo hizo ante los jueces Alejandro Calleja,  Alejandra María Cristina Gómez y Mauricio Daniel Derudi, el fiscal Rodrigo Molina, el querellante Mariano Navarro y los defensores María Alejandra Pérez y Milton Urrutia, pero con el cura en forma remota: siguió las alternativas del juicio on line desde la cárcel de Victoria, adonde está alojado desde 2017 con prisión preventiva.

Santiago T. es la única víctima, el único denunciante en este segundo juicio. Anoche, le cuenta a Entre Ríos Ahora, pocos minutos después de abandonar la sala del Tribunal de Gualeguay, casi no durmió: abandonó la vigilia cerca de las 2 y a las 5 ya estaba en vela. Pasaron cuatro años del horror que vivió en la casa de Dios: ahora tiene 20 años, se mudó de Buenos Aires a Lucas González y trabaja en un tambo cercano a su pueblo. Se lo nota aliviado, sin tensión.

“Tenía un poco de miedo antes de venir, y un poco de tristeza. Pero como decimos entre nosotros, hay que ponerle el pecho y venir a decir la verdad. Yo sufrí mucho por mi familia, por mi vieja, que es la que más padeció todo esto. Nos tocó pasar todo esto, pero hoy, gracias a Dios, ya quedó atrás”, dice Santiago.

Santiago, antes de ingresar a la sala de audiencias, junto a Alexis, cuyo testimonio clave permitió condenar a Escobar Gaviria en el primer juicio, en 2017.

-¿Pudiste superar y olvidar todo lo que viviste siendo adolescente?

-Hice terapia con una psicóloga de Nogoyá y eso me ayudó mucho. Un poco e sirvió. Pero por más que uno vaya psicólogos, las cosas no se olvidan de un día para otro.

-¿Saliste más aliviado, más tranquilo después de declarar?

-Se me fue el miedo que tenía. También ya no siento la vergüenza que sentía por el qué dirán los demás, por.lo que se escucha en el pueblo. Ahora siento que tengo que seguir adelante.

-El cura Escobar Gaviria no estuvo presente en la sala. Estuvo por pantalla. ¿Cómo te sentiste cuando declarabas?

-Nada. No me produjo nada.

Sandra Mujica, su mamá, salió pasadas las 13 del salón de audiencias. Estaba nerviosa y con una sensación extraña. “Estoy más tranquila, pero el momento es horrible, estar ahí adentro. Pero, bueno, largué todo, conté todo lo que tenía que contar, todo lo que pasó Santy”, le dijo a Entre Ríos Ahora.

¿Y ahora?

-Yo espero que se haga justicia, que este tipo pague por todo lo que le hizo no sólo a  Santy sino a todos los chicos. Ya la vida nuestra, ni fundamentalmente la de Santy no va a volver a ser la misma de antes. Ya le arruinó la vida, le arruinó la infancia.

¿Qué esperas de este juicio?

-Lo que más quiero es que  Santi escuche que este tipo es condenado, que recibe una condena.

Los hechos

La imputación fiscal dice que desde 2014, luego de que Santiago «cumpliera la edad de 14 años y transcurridos dos meses desde que entró como monaguillo a la parroquia San Lucas Evangelista, de la localidad de Lucas González, dirigida por el imputado Juan Diego Escobar Gaviria, éste comenzó a efectuar diversas conductas contra la integridad sexual del nombrado menor consistentes en tocamientos en la cola y zona de los genitales».

El cura siguió el juicio desde la cárcel de Victoria.

Después, claro, aquello llevó al menor a transitar los caminos más oscuros de los abusos: el cura llegó a encerrarlo en su habitación de la casa parroquial de Lucas González y a obligarlo a mantener con él relaciones sexuales.

Durante las tres jornadas de audiencia de este, el segundo juicio al cura Escobar Gaviria, la Fiscalía pidió el testimonio de 9 testigos. Las audiencias continúan jueves y viernes.

Mientras, el sacerdote sigue en prisión ya que en todas las instancias en las que sus defensores pidieron la libertad, el planteo fue rechazado. La condena a 25 años de prisión, de igual modo, no está firme. La Sala Penal del Superior Tribunal de Justicia (STJ) revocó parcialmente el fallo del Tribunal de Juicios y Apelaciones de Gualeguay de 2017, anuló uno de los cuatro casos por los que fue llevado a juicio y ordenó que se le imponga una nueva pena. Aunque el caso va camino a la Corte Suprema de Justicia de la Nación por un recurso presentada por la defensa de Escobar Gaviria.

Mientras, habrá que aguardar la nueva condena que reciba por este nuevo caso de abuso sexual.

De la Redacción de Entre Ríos Ahora

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