La causa por falso testimonio que abrió la Justicia contra el secretario privado del arzobispo de Paraná, Juan Alberto Puiggari, avanza hacia su etapa final: la elevación a juicio oral.
Este martes brindó su testimonio ante el fiscal Juan Francisco Ramírez Montrull el exsacerdote José Carlos Wendler y lo comprometió un poco más al cura Mario Gervasoni, quien es mano derecha de Puiggari desde el tiempo en que fue obispo de Mar del Plata, entre 2003 y 2010. En la Iglesia, definen a Gervasoni como un «sobreprotegido» por Puiggari.
Gervasoni supo de los abusos de Ilarraz mientras fue seminarista en el Seminario Arquidiocesano Nuestra Señora del Cenáculo, pero extrañamente cuando tuvo que declarar en la etapa de instrucción de la causa se mostró reticente. Sucesivos testimonios revelaron que sabía más de lo que contó. Uno de esos testigos es el excura Wendler.
Claro que Gervasoni no es el único hombre de la Iglesia de Paraná que está complicado en una causa por falso testimonio: en los planes de la Procuración está abrirle una causa de igual tenor al sacerdote David Hergenreder.
En el juicio oral al cura Justo José Ilarraz, que se inició el 16 de abril y se extendió hasta el 10 de mayo, Gervasoni figuraba como uno de los tantos testigos, pero el tribunal desistió de su testimonio a pedido de sus abogados defensores, Miguel Cullen y Guillermo Vartorelli, precisamente en función de la causa por falso testimonio que se abrió en 2015.
La Justicia le abrió una causa a Gervasoni después de que el 8 de abril de 2015 acudiera a Tribunales a prestar testimonio como testigo en la causa que investigó los abusos en el Seminario, y que concluyó en condena a 25 años de cárcel, novedad que se conoció el pasado 21 de mayo. A juicio del Ministerio Público Fiscal, cuando declaró Gervasoni no contó todo lo que sabía, una hipótesis que cobra cada vez más fuerza.
El miércoles 18 de noviembre de 2015, Gervasoni estuvo en Tribunales por esa investigación en su contra, pero se abstuvo de prestar declaración, aconsejado por su abogado de entonces, Daniel Adrián Lambarri.
El falso testimonio es un delito menor, que se reprime con penas que van de un mes a cuatro años de prisión.
“Sabe más de lo que dice”, fue la primera evaluación que hizo de su testimonio el fiscal Ramírez Montrull, que entre 2012 y 2018 instruyó la causa Ilarraz, que terminó en condena a 25 años de prisión, y que ahora está al frente del caso Gervasoni.
En realidad, el ahora secretario privado del arzobispo de Paraná ya había tenido un primer contacto con la causa Ilarraz en 1995, cuando el entonces arzobispo Estanislao Esteban Karlic ordenó una investigación diocesana, al tomar nota de las primeras acusaciones por los abusos.
Gervasoni formó parte de los sacerdotes y seminaristas que debieron declarar ante el instructor de justicia de la curia, el sacerdote Silvio Fariña Vaccarezza.
Gervasoni dijo que jamás conoció a las víctimas, que nunca ningún sacerdote le comentó nada de Ilarraz, y lo recordó como a un cura que acompañaba a los seminaristas en el estudio y en el deporte.
La actitud de Gervasoni, además, quedó en evidencia en un fallo que emitió a finales de abril de 2015 la Sala Penal del Superior Tribunal de Justicia (STJ), cuando rechazó el pedido de prescripción de los delitos que se le imputan a Ilaraz, planteado por su entonces abogado defensor, Juan Ángel Foernerón.
En su voto, el exvocal Carlos Chiar Díaz sostuvo que es “factible asimismo que los límites de esta investigación” no sólo “podrá ampliarse con el aporte de otros damnificados y denunciantes que suministren nuevas evidencias, tal como lo afirman los representantes del Ministerio Público Fiscal, sino que podrá enriquecerse en el aspecto fáctico con el descubrimiento de otros delitos conexos a cargo de otros imputados, partícipes o encubridores, tal cual se insinúa y concreta de lo requerido por el Agente Fiscal de la ciudad de Paraná, Juan Francisco Ramírez Montrull, quien solicitó por ahora a la señora jueza de Transición medidas sólo contra Ilarraz, pero también la remisión de testimonios de algunas declaraciones ante la probable comisión del delito de Falso Testimonio por parte del sacerdote Mario Gervasoni”.
En la instrucción de la causa Ilarraz, Gervasoni contó en la Justicia que supo de los abusos recién en 1995 «Lo sé porque en el año 1995 se me pide a mí un testimonio de si había visto alguna conducta inusual o algo raro que haya visto en ese tiempo, a lo cual yo respondo que no, que no percibí nada inusual o fuera de lo común».
Pero durante el juicio, el exsacerdote José Carlos Wendler afirmó que Gervasoni sabía de antes de los abusos de Ilarraz. Recordó una charla que tuvo con el ahora cura Néstor Pucheta -residente en Córdoba- quien supo de los abusos por testimonio de una víctima. Enterado de esos hechos, y tras tener un entredicho con el entonces rector del Seminario de Paraná, Juan Alberto Puiggari, reveló que le dijo al hoy arzobispo «que si no lo ordenaban iba a hablar».
«En el relato que cuenta de Pucheta, estaban (los ahora sacerdotes) Ramón Zapata y Mario Gervasoni; estaba también Ramón Galarza entre los que recuerda», se lee en el fallo condenatorio a Ilarraz al dar cuenta del testimonio de Wendler. En la ampliación que hizo este martes ante le fiscal Ramírez Montrull agregó otro testigo de aquella confesión de Pucheta: el sacerdote Jorge Charreun, hoy residente en Chajarí.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.