La noticia la dio a conocer el portal www.diarioriouruguay.com.ar.
A pocos días de cumplir seis años al frente de la Coordinación departamental del Consejo Provincial del Niño, el Adolescente y la Familia (Copnaf), el abogado Fernando Rouger dará el salto al gabinete del intendente Enrique Tomás Crseto.
Cresto pondría a cargo de Fernando Rouger una articulación entre las áreas de Turismo y Deportes, bajo la órbita del Ente Concordiense Mixtor de Turismo (Encomtur).
La salida de Rouger, sin embargo, no fue comunicada oficialmente al Copnaf, donde su presidenta, Marisa Paira, no estaba al tanto esta mañana de esa determinación. En realidad, nadie en el organismo central supo de la decisión de Rouger de boca del propio funcionario: se enteraron a través de lo que empezaron a replicar los portales de noticias.
Y como no hay renuncia oficial, todavía no hay reemplazo resuelto, indicaron ante la consulta.
El propio Rouger evitó hablar del tema en forma pública.
Aunque el ahora exfuncionario del Copnaf venía con una situación complicada.
Su nombre quedó seriamente salpicado en una causa por trata de personas en la costa del río Uruguay.
El 30 de octubre de 2014, una mujer se presentó ante la Subdelegación Concordia de la Policía Federal para denunciar que su hija de 16 años se encontraba desde hacía varios días en un dúplex en calle Monseñor Rösch 3523, departamento “B”, retenida contra su voluntad por Gustavo Alfonzo.
Cuando llegó la policía a rescatar a la joven, el propio Alfonzo en persona atendió a los uniformados.
En la casa estaba también la novia del publicista, que es enfermera del Hospital Masvernat, y una hermana de ésta que se desempeña en una residencia del Consejo Provincial del Niño, el Adolescente y la Familia (Copnaf) a la que la joven había concurrido a pedir ayuda por un conflicto familiar, como reveló el sitio Página Judicial.
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Se supo luego que Alfonzo había contactado a la joven a través de la red social Facebook para que trabajara como promotora y vendiera entradas anticipadas para boliches. Después la obligó a prostituirse. Hay mensajes que dejan entrever que la joven quiso tomar distancia de esa situación:

Alfonzo fue detenido cinco días después de que la joven fuera rescatada. En los teléfonos que se le secuestraron aparece una red de contactos poderosos y con gran capacidad de influencia, que integran agentes de la Policía provincial, algún integrante de Prefectura y dirigentes políticos.
Unos meses después de que el caso estallara públicamente, Cristina Escobar, la madre de la joven, contó en un congreso binacional de lucha contra la trata de personas y la violencia de género que entre las personas que participaban de las fiestas privadas a las que era llevada su hija estaban Enrique Cresto y Fernando Rouger, delegado del Copnaf en Concordia.

En su momento, Página Judicial reveló que tras la detención de Alfonzo, en su teléfono celular quedaron registrados mensajes de texto que envió a referentes políticos de Concordia, funcionarios municipales, un ex senador provincial y un alto jefe policial, pidiéndoles ayuda, pero que nadie le respondió.

También se contó que Rouger debió declarar como imputado por amenazas vinculadas a este caso: un tío de la víctima dijo haber recibido un mensaje intimidatorio dirigido a la madre de la joven. Pero el funcionario terminó sobreseído.

En el expediente surge otro dato inquietante: en su declaración en Cámara Gesell, la joven sostuvo que un prostituyente “muy conocido” le pagó a Alfonzo para tener sexo con ella, pero se reservó el nombre; y contó también que un chofer de Mauro Urribarri, al que identificó como “Jesusito”, le pagó a Alfonzo para tener sexo con ella y que pasó a buscarla por el departamento del publicista a bordo de un automóvil Toyota Corolla.

También en el expediente hay elementos para profundizar la investigación respecto de otros personajes que desempeñarían roles específicos dentro de la organización. Ya la querella que representa a la víctima había planteado que mientras la adolescente estuvo secuestrada en el departamento de Alfonzo era vigilada por Julio Desgracia, alias Papucho; y los hermanos Luiggi y Gustavo Miller; y que la obligaban a consumir drogas. Un informe de la Policía Federal revela que las drogas que Alfonzo les daba a las chicas que integraban el denominado “grupo de las diez” se las proveía Rubén Trinidad, dueño de un boliche, también presente en la fiesta del 7 de octubre en la quinta de Puerto Yeruá; o Germán Briozzi, alias Tablita.

Desgracia es propietario del boliche Casa Vieja y aparece en varias fotos con Alfonzo en su departamento. Hace unos años, enfrentó una causa judicial después de que policías secuestraran un arma y droga en el boliche. La víctima asegura que era “una de las cabezas” del grupo que las hacían “trabajar” y amenazaba con matarlas.

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.