Finalmente, este domingo entra en vigencia un nuevo esquema de circulación de calles céntricas de Paraná, con el que el Municipio anuncia que mejorará la organización de tránsito en la vía pública y el servicio de colectivos. Entre los objetivos de la gestión, se leen dos males históricos que padecen los usuarios de colectivo: disminuir los tiempos de viaje y de espera en las paradas. Se trata de desafíos importantes, cuya concreción generan dudas al menos en esta etapa de inicio, en la que reina la incertidumbre y la confusión en la calle.
Ante el cambio, que despierta expectativas y rechazos, resulta interesante rastrear lo abordado en el último trabajo sobre aspectos de la ciudad: uno de ellos fue movilidad y transporte. La investigación se titula Paraná Emergente y Sostenible. Equilibrio territorial para la equidad social, ambiental y productiva, y fue realizada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Municipalidad local, entre 2012 y 2014.
En el informe se asevera que “Paraná carece de un plan de movilidad integral” y detalla que los paranaenses se transportan así: el 45,4% en vehículos privados (autos y motos), el 17,7% en transporte público (colectivos, taxis y remises), sólo el 1,2% en bicicletas y un 34,8% a pie.
Del 17,7% que usan transporte público, 14,5% son usuarios de colectivo. Este número es destacado en el informe, junto con el bajo uso de bicicletas y a la alta utilización de las motos (15%), como índices posibles a mejorar.
VIAJES ETERNOS.
Los técnicos del BID marcan, como aspectos negativos, la inexistencia de vías preferenciales para el transporte público y la duración de los viajes. Respecto a este último punto, consideran que se trata de un tiempo elevado en relación a otras ciudades de similar escala y especialmente alto si se lo compara con lo que lleva viajar en vehículos privados. En promedio, son 37 minutos en transporte público, en el área metropolitana, contra sólo 13 en otros vehículos.
El trabajo pone énfasis en los viajes entre el conurbano (gran Paraná) y el centro: “Poseen duraciones promedios excesivas para el tamaño de ciudad que se sitúan entre 46 y 52 minutos”.
La falta de vías exclusivas para el transporte público es marcada como un obstáculo para mejorar los tiempos de los viajes.
Menciona el servicio de trenes existente entre Paraná y localidades cercanas (Oro Verde, Colonia Avellaneda) como una posibilidad de poder viajar en menos tiempo. Para eso debería reforzarse el servicio, en la actualidad sólo se presta en horarios reducidos. También cita al transporte de carga y la incidencia que tiene en el tránsito de la ciudad: “La falta de un centro logístico de transferencia de cargas implica la circulación de camiones en el interior de la ciudad, con el consecuente impacto sobre el tránsito vehicular”.
Más de 773 mil viajes por día
Los estudios realizados en el marco del trabajo arrojaron lo siguiente: el 80% de la población mayor de 3 años del área metropolitana de Paraná realiza 773.039 viajes en un día hábil. El principal motivo del viaje es el trabajo en un 28,1% de los casos, seguido por el estudio (17,8%). El 17,3% corresponde a causas de esparcimiento o sociales, el 15% a sale a “buscar o dejar” a alguien, el 11,8% a realizar compras, el 7,1% a realizar trámites personales, el 2,5% por cuestiones de salud y el 0,5% por otras causas.
En el informe se considera “disminuida” la conectividad de Paraná, aspecto que se ahonda en el tramado vial interno. Cita, a modo de ejemplo, las dificultades de conexión en el área oeste, en el centro urbano y los márgenes del Arroyo Antoñico.
Cortoplacismo y fragmentación
“Los aspectos de movilidad urbana en la ciudad se regulan en forma fragmentada y con visión de corto plazo”, se lee en el resumen del Bid. Advierte que si bien hay categorías establecidas de circulación, “es claro que toda esta estructuración está pensada en función del tránsito vehicular y no se contempla un concepto más amplio de calle urbana de sección diversa que albergue otros tipos de movilidad, ciclista y peatonal, por ejemplo”.
Entre las propuestas, se sugiere un estudio de demanda, circunvalación de vías, cantidad y sincronización semafórica y circuito de tránsito pesado. También, la construcción de una nueva terminal de ómnibus, regulación del estacionamiento en el centro y la reorganización del transporte en colectivos. Sobre este servicio, plantea medidas en el corto plazo que le permitan mejorar y a largo plazo, la posibilidad de consolidar “un modelo deseable urbano”. En esta última etapa, ubica la potenciación de ciertos corredores y centros de intercambio y la evaluación de la conveniencia de definir carriles exclusivos para buses en dichos corredores. Y plantea medidas de acción en el corto plazo (2015-2019). Ellas son: una nueva terminal de ómnibus, plan director de movilidad urbana y proyectos prioritarios, estudios de carriles exclusivos de transporte público y bicesendas, estudio de gestión de demanda, programa piloto de calles compartidas centro -barrio (un paradigma nuevo sobre cómo pensar el espacio público), programa de regulación de estacionamiento en el centro, nueva conexión ferroviaria y vial entre la estación central y Bajada Grande, completamiento de la circunvalación, aeropuerto de cargas, nuevo puente Paraná-Santa Fe y obras conexas, programa barrios-centro: nuevos puentes vehiculares y peatonales, estudio de refuncionalización de vías urbanas con prioridad del peatón, entre otras. Se previó una preinversión de dólares de más 1,9 millones, monto que contiene previsión para los estudios de carriles exclusivo para el transporte público de 150 mil US$. Y para la inversión, dejando fuera en el corto plazo el puente Paraná-Santa Fe, se estimó en US$ 40 millones.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.