El seminario que organiza la Secretaría de Cultura de la provincia en el Centro Cultural y de Convenciones La Vieja Usina llega a su etapa final: este viernes, la reconocida escritora entrerriana Selva Almada ofrecerá, desde las 18, su última clase y el viernes próximo, será el autor de Roque Rey y La habitación del presidente, Ricardo Romero, el encargado de cerrar el curso en esta primera versión.
Usina de Letras, el seminario de seis clases dirigido por dos referentes centrales de la literatura entrerriana y la nueva narrativa nacional, se había propuesto “promover la práctica de la lectura y la escritura como ejercicios vitales y al alcance no solo de aquellos que persiguen un afán literario, sino de quienes tengan las ganas de ampliar el universo de sus posibilidades a través del trabajo con la palabra”. El propósito, se ve, fue largamente superado.
En principio la actividad de propuso para un cupo de 40 personas, pero la gran cantidad de solicitudes de inscripción estiraron un poco esa primera consigna: más de 200 personas quisieron participar de la propuesta y finalmente unas 55 son las que van siguiendo el seminario.
Usina de letras se divide en dos grandes módulos que en realidad se entrecruzan de modo permanente: Ricardo Romeo se dedica a trabajar aspectos de la lectura y Selva Almada se vuelca hacia los ejercicios de escritura con los concurrentes.
Justamente para dar algún tipo de respuesta a la gran demanda, es que el grupo El Pericón que presentó la iniciativa ante las autoridades provinciales, organizó junto a La Usina el viernes pasado un encuentro de lectura y música, que llevó por nombre “Literatura a la carta”.
En la oportunidad, con lecturas de Ricardo Romero y Selva Almada -pero también con la participación de autores locales como Ferny Kosiak, Fernanda Alvarez y Julián Stoppello-, la propuesta consiguió una respuesta sorprendente: más de 150 personas asistieron al encuentro, donde Emilia Cersofio compartió algunas de sus bellísimas canciones y Santiago Marcos ofreció un monólogo de su personaje el Chengo Sandoval, sumando de este modo otros lenguajes artísticos volcados al trabajo con la palabra.
Ya en el tramo final, Usina de Letras deja la puerta abierta para nuevas tentativas que le ofrezcan a la literatura entrerriana un lugar de relevancia. El trabajo con las letras funciona en cuanto a repercusión y público mucho más de lo que se podía prever. Hay, en la zona, una fuerte necesidad de propuestas de estas características y mucha gente produciendo y con intenciones de compartir su material. Eso se vio con mucha claridad.
Este viernes, Usina de Letras comienza su despedida con Selva Almada, por lo menos en su primera versión, que quizá pueda tener otras y de diferentes tonalidades. Ricardo Romero le dará cierre, el 2 de septiembre a la actividad.