Avenida Blas Parera, en las lomadas pronunciadas de la zona de la Toma Vieja, parece una calle que, vista en perspectiva, no tiene fin.
Que se pierde en los pliegues de esas estructuras metálicas que parecen vivientes.
El paisaje verde le da un toque peculiar a la imagen que se adivina desde una de las lomadas.
La avenida no se pierde, claro, entre las patas de esos monstruos de acero.
Dobla, y sigue la avenida.
Pero acá, desde este punto, parece que no. Que el paisaje engaña e invita a jugar con la imaginación.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.