La imagen engañaba al transeúnte incauto. Era preciso acercar la vista, y cerciorarse que aquello no era una telaraña, que no había por el lugar rastros de una araña gigantesca. Un entramado de hilos colocado sobre la barranca del Parque Urquiza, cerca del Anfiteatro Héctor Santangelo, amarrado a los árboles, mostraba una telaraña hecha por precisión y esmero.

 

 

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.