Por Walter Rolandelli (*)

 

Una semana en Argentina parecen años y puede pasar de todo y sobre todo en economía y política. Eso es justamente lo que pasó el jueves pasado, cuando una persona apuntó y gatilló sobre la cabeza de la Vicepresidente de la Nación.

 

Esto no es un hecho aislado, ni hacia una persona como Cristina Kirchner que puede despertar diferentes pasiones. Esto es un síntoma de una enfermedad que hace tiempo está presente en la sociedad argentina y que luego de años de frustraciones comienza a mostrar su cara más dura. La grave crisis social, el descreimiento político y la falta de respuestas a los problemas cotidianos de los ciudadanos han comenzado a empujar a nuestro país casi al borde del abismo.

 

En estos días se han realizado llamados al diálogo, a bajar los decibeles y moderar discursos. El pedido venía desde la política dirigido a una sociedad enardecida, agotada y desilusionada. Lo cierto, creo, es que en este momento no podemos seguir pidiendo gestos a los argentinos que no ocupan responsabilidades en los estamentos del Estado.

El gesto, el diálogo y la reducción del enfrentamiento tiene que venir de quienes hoy tenemos responsabilidades políticas, sean ejecutivas o legislativas, sean nacionales, provinciales o municipales. Todos debemos contribuir a recuperar el diálogo y el consenso que permitan, aun con diferencias, encontrar el entendimiento que permita a nuestra Argentina comenzar a regresar hacia la senda del crecimiento.

 

Desde nuestro bloque de Juntos por el Cambio hemos decidido apoyar y acompañar en conjunto un proyecto de comunicación que repudia el ataque a la Vicepresidenta. Celebro que este Honorable Concejo Deliberante haya tomado esta iniciativa y que todos juntos, radicales, Pro, peronistas y Políticas para la Republica repudien este ataque a la doctora Fernández, ya que fue un ataque a la democracia argentina, un ataque a las instituciones de la República.

 

Debemos respetar al que piensa distinto y no perseguirlo por lo que piensa, si lo hacemos, dejamos de ser una democracia. Algunos sectores políticos aun no lo entienden y esta semana han continuado incitando al odio, pero los argentinos no debemos caer ante la grieta y la violencia. Debemos dejar atrás las frustraciones del pasado y comenzar a construir las ilusiones del futuro. Quiero utilizar una frase de José Emilio Gragilia para este cierre: “Las crisis que nos quedan, son los consensos que nos faltan”. Es hora de terminar con la grieta y el odio.

 

 

 

(*) Presidente del bloque de Juntos por el Cambio en el Concejo Deliberante. Discurso en el tratamiento de un proyecto de condena al ataque a la vicepresidenta Cristina Ferrnández de Kirchner.